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Terror periodístico y falso feminismo

“Música tenebrosa, una voz impostada y nula perspectiva de género bastan para sembrar terror periodístico en reportajes (…) que criminalizan a quienes deben buscar alternativas para ejercer un derecho que se les niega: el aborto libre, seguro y gratuito”.

Música tenebrosa, una voz impostada y nula perspectiva de género bastan para sembrar terror periodístico en reportajes como el que se emitió en el programa de Juliana Oxenford (quien suele condenar la violencia machista bajo un supuesto discurso feminista) que criminalizan a quienes deben buscar alternativas para ejercer un derecho que se les niega: el aborto libre, seguro y gratuito.

El material que dura menos de seis minutos muestra imágenes de bebés plenamente desarrollados, niñas y niños. También utiliza frases como ‘’clandestino negocio de la muerte’' o ‘’como si se tratase de sacarle la muela a un paciente’' para enmarcar los abortos clandestinos como un caso policial más. Pero ‘’un problema social y de salud pública’', como señala la nota, no es la práctica en sí, sino que haya miles de mujeres, hombres trans y personas no binarias que tengan que enfrentar procedimientos inseguros ante la indiferencia e inoperancia de un Estado que no garantiza los derechos sexuales y reproductivos de más de la mitad de la población.

Se habla de ‘’macabro negocio’' sin mencionar que el Perú no cuenta con opciones realmente seguras y dignas para que las mujeres y diversidades puedan interrumpir libremente su embarazo como sucede en otros países de la región como Argentina, Uruguay, México o Colombia. Lo que es realmente macabro es forzar a niñas sobrevivientes de violación a ser madres, atacar las demandas legítimas de reales derechos sexuales y reproductivos y, además, tratar el tema sin el más mínimo reparo de la dimensión real de esta tragedia social.

Colocar, a consciencia, imágenes de bebés de nueve meses, niñas y niños de entre 3 y 4 años, embarazos avanzados y cirugías que no se corresponden a un aborto es apelar al morbo, al sensacionalismo y caer en el juego de los grupos anti derechos mal llamados pro vida. Eso no es informar ‘’a la perfección y con mucho respeto’', como indica Oxenford, sino desinformar y promover la criminalización de mujeres y diversidades por decidir sobre sus cuerpos. Y un rápido análisis con perspectiva de género lo habría alertado. Cuánta falta hace en el periodismo nacional.

El aborto, a diferencia de lo que indica la conductora, sí esta permitido en el Perú. Al menos el terapéutico. Legalizado en 1924 y con protocolo desde 2014. Sin embargo, son muy pocas las mujeres que pueden acceder a él y terminan siendo empujadas a llevar a cabo embarazos que ponen en peligro sus vidas o su salud integral. En el caso K.L., por ejemplo, el Comité de Derechos Humanos de Naciones Unidas dictaminó que, al obstaculizar la realización de un aborto terapéutico para un feto anencefálico que murió a los cuatro días de nacido, nuestro país sometió a una mujer a ‘’tratos crueles, inhumanos y degradantes’'. La situación para quienes, por el motivo que sea, quieran interrumpir su embarazo, es mucho más desoladora. Ni siquiera hay opciones respaldadas por el Estado que debería protegerles. Hasta el Colegio de Obstetras emitió un comunicado reafirmando ‘’sus sólidas convicciones por la defensa de la vida’'. Estamos solas.

Frente a esta situación, colectivos feministas se organizan para brindar información respaldada científicamente y dar acompañamiento a mujeres y diversidades que necesiten o quieran abortar a través de métodos seguros y validados por la OMS, cuya posición es que ‘’el acceso al aborto seguro es fundamental para la salud de las mujeres’'. La interrupción voluntaria del embarazo no es ilegal en sí mismo ya que forma parte de la vida reproductiva de las mujeres, pero su estigmatización y su concepción como un crimen le es funcional a quienes quieren mantenerlo en la clandestinidad.

‘’¿Por qué no legalizan el aborto?’’, pregunta indignada Juliana Oxenford. Aquí una respuesta: por representaciones como las del reportaje de su programa, que en lugar de contextualizar, consultar con especialistas en derechos sexuales y reproductivos, movimientos feministas o personas directamente afectadas por la indolencia del Estado, se entregan al sensacionalismo y promueven un discurso sin el más mínimo enfoque de género e igualdad. Este 28 de julio, cuando cumplimos 201 años de vida republicana, las mujeres y diversidades estamos lejos de ser libres. Un reportaje y nuestro nulo derecho a decidir nos lo confirman.

Lucia Solis Reymer

Casa de Brujas

Periodista y editora de género en Grupo La República. Licenciada en Comunicación y Periodismo por la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas y máster en Estudios de Género por la Universidad Complutense de Madrid.