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La desigualdad que no vemos

“Mucha más data de la que disponemos es necesaria para entender las circunstancias que afectan el desarrollo de las personas”.

Por Melina Galdos. Investigadora. Unidad de Investigación de Políticas de Ciencia, Universidad de Sussex.

Las ondas de choque de la pandemia de la COVID-19 han golpeado con fuerza a todos los países del mundo, pero en especial a los de ingresos medios y bajos. Para finales de este año, el Banco Mundial pronostica que al menos 75 millones de personas más sobrevivirán con un ingreso diario menor a dos dólares. Esto significa que cerca de 677 millones a nivel mundial podrían estar viviendo en extrema pobreza a lo largo de este año.

Los efectos de la guerra entre Ucrania y Rusia, el aumento de la inflación, y del precio de los alimentos solo han agravado la situación por la que atraviesan millones de personas privadas de acceso a salud, educación, vivienda digna, etc.

La recuperación de la economía de estas familias no depende de cuán duro trabajen o estudien los miembros de los grupos más afectados, ni tampoco de cuánto de sus ingresos sean destinados al ahorro o cuán cuidadosos sean con el manejo de sus finanzas.

Por el contrario, según Francisco Ferreira, profesor de estudios sobre la desigualdad del London School of Economics, todas estas diferencias dependen de características sobre las que las personas no tienen control: género, raza y el ambiente en el que son criados. Este tipo de desigualdad, de oportunidades, es el más nocivo para nuestras sociedades.

Pese a ello, no existe consenso sobre cómo cuantificar su contribución a las mediciones más convencionales de este fenómeno. Esto se debe a que mucha más data de la que disponemos es necesaria para entender las circunstancias que afectan el desarrollo de las personas.

En este contexto, surge una pregunta evidente. Si la idea de generar oportunidades iguales para todos está tan presente en el discurso político, ¿por qué no existe un correlato en cómo recogemos información, la interpretamos y la incorporamos en la toma de decisiones? El Ejecutivo podría hacer su parte, pero la crisis de institucionalidad en la que estamos sumidos nos va dejando cada vez más sin recursos.

Melina Galdos

Investigadora en el Science Policy Research Unit de la Universidad de Sussex. Maestría en Políticas Públicas por la Universidad de Glasgow y es licenciada en Ciencia Política por la PUCP. Su trabajo de investigación gira en torno al rol de la tecnología y la innovación en procesos de transformación sustentables e inclusivos.