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Racismo para todos

“Es esencial entender que el lenguaje tiene consecuencias, en particular en boca de las personas que nos representan. Al discriminar e invisibilizar, se azuza el abuso, la explotación y la violencia”.

Es probable que la presidenta del Congreso, María del Carmen Alva, sea sincera cuando se sorprende de la manera en que su discurso en Piura ha sido calificado de racista. Para un psicoanalista, eso es lo interesante.

En una alocución –a estas alturas la congresista debería ser consciente de sus limitaciones conceptuales y verbales, y por ende nunca improvisar– que pretendía hacer un llamado a la unidad y la igualdad de los peruanos, hizo exactamente lo contrario. Al hablar de “blancos y (sic) indios unidos”, se subió a la máquina del tiempo y, tal como lo indica el editorial de La República, nos retrotrajo hasta el virreinato. Aquel de las repúblicas de españoles e indios.

Se agradece a la funcionaria hacer una enésima demostración pública del funcionamiento del inconsciente. Este no se expresa únicamente a través de lapsus –”tengo la conciencia cochina” de Beder Camacho, por ejemplo– o actos fallidos –el presidente Castillo enviando al suelo el cartel con su nombre y cargo en la ONU en el momento en que alguien hablaba del Perú–. También lo hace, como se advierte en el discurso de la presidenta del Congreso, creyendo fomentar la unión al discriminar a los peruanos en tantos niveles que esta nota no alcanzaría a explicarlos.

No es tan solo la palabra “indios” utilizada por ella en ese contexto. Dicho contexto, alega Alva, ha sido sustraído para hacerla quedar mal. Lo cierto es que ha ocurrido precisamente lo opuesto: es el contexto lo que revela su ideología clasista y racista, de la que ella en apariencia no es consciente.

Llamar a la unidad sembrando la discordia y la discriminación, es atenerse fielmente a las leyes, aquellas del inconsciente, en donde la lógica aristotélica no existe. En el mismo discurso excluye a los peruanos afrodescendientes, así como a una serie de otras minorías como los pueblos amazónicos. Es de suponer que para Alva todas estas personas están abarcadas en el genérico “indios”. Es decir, gente que no es GCU (Gente Como Uno). Ha hecho bien la Defensoría del Pueblo en jalarle las orejas a la alta funcionaria.

Es igualmente saludable la cantidad de reacciones de gente común y corriente, subrayando el contenido racista y clasista del discurso, en particular los historiadores. Es esencial entender que el lenguaje tiene consecuencias, en particular en boca de las personas que nos representan. Al discriminar e invisibilizar, se azuza el abuso, la explotación y la violencia. Otra noche de tranquilidad para el presidente Castillo.

La República

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