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La pandemia continúa

Uso obligado de mascarillas al aire libre retorna por el aumento de contagios del covid.

El inicio de la cuarta ola, producto de la existencia de los sublinajes de la ómicron que siguen provocando infecciones entre los habitantes, ha causado que el Minsa determine que debe mantenerse el uso de la mascarilla en zonas al aire libre.

Es evidente que se trata solo de una pequeña iniciativa que no va a lograr modificar el curso de los acontecimientos, que parecen dirigirnos inevitablemente a “más enfermos, menos hospitales”, y devolvernos así al pasado reciente. Cuando el relajamiento de las medidas sanitarias es una realidad, en todos los niveles, el uso obligado de los tapabocas parece una minucia insuficiente.

Lo es, si no va acompañado de refuerzos como la vacunación masiva de personas, la higiene de las manos, la distancia social y tantas otras medidas que se están perdiendo, incentivadas por la falta de información, la pobre campaña del Estado para la prevención y la propia necesidad de las personas a retornar a lo que era su vida antes de la pandemia.

La evidencia científica no ha encontrado que el uso de las mascarillas al aire libre sea un factor decisivo para reducir las infecciones. Pero al incentivar su uso en espacios abiertos, se refuerza la idea de su utilidad en todo lugar, como una primera barrera de protección que además nos pone en contexto; es decir, en el momento de crecimiento de una peligrosa cuarta ola.

La propia vacunación ha decaído en entusiasmo y urgencia. Cada vez son menos quienes deciden vacunarse, con primera, segunda, tercera o cuarta dosis. Valen factores culturales, pero también tiene que ver con el relajamiento de las medidas y una cierta dosis de pensamiento mágico, que considera que la humanidad está fuera de peligro.

Estos sublinajes de ómicron son muy agresivos pero menos letales. Se extienden rápidamente con los síntomas clásicos de la enfermedad, aunque hasta el momento no han mostrado que provoquen más muerte. No obstante, las cifras de hospitalización y de acceso a las camas UCI van subiendo a ritmo constante.

Ahora, la llamada de alerta del Minsa ha recibido cuestionamientos y protestas. Sin embargo, vale la pena no bajar la guardia y comenzar a exigir que se mantengan las medidas sanitarias en los espacios públicos mientras se refuerzan las dosis de vacunas entre la población que se muestre reticente a hacerlo.