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¿Hay vida después de Pedro?

“Compartir el creciente descrédito de Castillo y ver cada vez más limitadas sus oportunidades de usufructuar los recursos del Ejecutivo se volvió un problema para Cerrón. Lo que rebalsó el vaso no fue la ideología, sino el éxito de Castillo en el robo de congresistas PL para..”

Con la renuncia de Pedro Castillo a Perú Libre se refuerza ante Vladimir Cerrón la perspectiva de una candidatura presidencial en el 2026. Ese proyecto siempre estuvo allí, y su gente lo anunció a semanas de iniciado el actual gobierno, cuando todo parecía tan sencillo como tomar la posta de Castillo.

En realidad Castillo en Perú Libre no le impedía a Cerrón el juego de la futura candidatura. Cerrón veía eso como un sometimiento del presidente al partido, y en esa medida un adelanto en cuenta de su propia presidencia. Hasta que Castillo empezó a desarrollar un juego magisterial y sombrío, con partido propio.

Compartir el creciente descrédito de Castillo y ver cada vez más limitadas sus oportunidades de usufructuar los recursos del Ejecutivo se volvió un problema para Cerrón. Lo que rebalsó el vaso no fue la ideología, sino el éxito de Castillo en el robo de congresistas PL para ir engordando una bancada diferenciada y propia.

Podemos imaginar una de las fantasías de Vladimir Cerrón: no fue candidato presidencial en el 2021 solo porque la ley se lo impedía. Pero de haber competido hubiera ganado. La victoria de Castillo se debió a la ausencia de Cerrón y al trabajo del partido. En realidad Pedro Castillo se aprovechó de todo eso, y así sucesivamente avanza la fantasía.

Pero esa visión de las cosas está llena de huecos. Cerrón carece del tipo de simpatía campechana que tenía el Castillo candidato, y más bien proyecta una avidez a flor de piel, disimulada bajo un lenguaje de comisario estalinista. Lo más probable es que ni con Keiko Fujimori al frente habría ganado esa elección.

Pero obviamente Vladimir Cerrón no piensa así, y de todos modos va a tratar de ser candidato en el 2026. Para eso era indispensable no tener en sus filas a Pedro Castillo, lo cual acaba de ser logrado. Pues el antiguo camarada, aun caído en desgracia, podía haberse vuelto un incómodo competidor interno, peleándole la legitimidad al secretario general.

¿Qué pasa ahora? En el libreto clásico de este tipo de partidos, Cerrón debería ser elevado a la condición de presidente de Perú Libre (como el presidente Mao), para que el país se vaya acostumbrando. Mientras tanto seguirán insistiendo en que son aliados, a ver si queda algo más de jugo político que exprimirle a esa bolsa.

La República

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