¿El 30 de abril es feriado o día no laborable en Perú?

Es el fin

“El presidente Castillo se metió solo en este atolladero, por la combinación de sus torpezas, su improvisación...”.

Luego de once meses avanzado a empujones, cometiendo torpezas sin nombre y sufriendo reveses —muchas veces autoinfligidos—, el gobierno de Pedro vive su peor momento.

Esta semana, los reveses convergieron en un jueves de pesadilla, que comenzó cuando la Comisión de Fiscalización aprobó el informe que recomendaba acusar constitucionalmente a Castillo. Al presidente se le ha encontrado responsabilidad en los manejos turbios de la licitación del Puente Tarata III, en los ascensos militares arreglados para beneficiar a allegados, en el intento emprendido por Bruno Pacheco para presionar al jefe de la Sunat y en las reuniones clandestinas en la casa de Sarratea en Breña, que incumplen con la ley orgánica del Poder Ejecutivo.

Más adelante, ante el comunicado presentado por el Comité Ejecutivo Nacional, la Comisión Política y el pleno de la bancada, Castillo anunció su renuncia a Perú Libre, el partido con el que llegó a la Presidencia de la República, donde se le acusa de quebrar la unidad parlamentaria, fracturar la bancada y promover la inscripción de dos partidos políticos paralelos dentro del seno del partido.

Finalmente, el Congreso de la República, ahora con los votos de Perú Libre, su ya expartido político, censuró al ministro del Interior, Dimitri Senmache. Al cuarto ministro de este gobierno que pierde de esta manera su cargo se le responsabiliza de permitir la fuga del exministro Juan Silva, del exsecretario de Palacio Bruno Pacheco y de Fray Vásquez Castillo, sobrino del presidente, así como de la muerte de catorce mineros en Caravelí.

En un mismo día, Castillo se quedó sin ministro del Interior por un caso que lo señala directamente, perdió un puñado de votos fundamentales para mantenerse en el cargo y vio cómo se fortalecía una oposición que parece haber emprendido el camino hacia su inhabilitación. Su gobierno se encuentra en un estado de fragilidad extrema, es difícil vislumbrarle un panorama a mediano plazo.

Nadie se imagina a un Pedro Castillo enmendando el rumbo a estas alturas. No es solo que una y otra vez ha demostrado su incapacidad para hacerlo, también que a estas alturas, con el agua hasta el cuello, resulta imposible, pues ha perdido cualquier margen de maniobra. De hecho, ya no resulta conveniente que estire su agonía, porque para sobrevivir seguirá comprometiendo la estabilidad del país, emprendiendo nuevas iniciativas marcadamente inconstitucionales (cuando no delincuenciales) y abandonando todavía más la gestión del gobierno, lo que se traducirá en más deterioro, postergación y pobreza.

El presidente Castillo se metió solo en este atolladero, por la combinación de sus torpezas, su improvisación y su incapacidad para distinguir entre el bien y el mal. Le ha llegado el momento de hacer un gesto de realismo que le evitará más padecimientos al país, concertando a la brevedad la convocatoria a unas elecciones anticipadas. Si lo hace, será un gesto por el que se le recordará; si no, será víctima de esta maquinaria que él mismo puso en marcha.

Raúl Tola

El diario negro

Raúl Tola. Autor de contenidos y de las últimas noticias del diario La República. Experiencia como redactor en varias temáticas y secciones sobre noticias de hoy en Perú y el mundo.