Patricia Benavides: “No tengo miedo a la destitución”

Antipluralistas, por Paula Távara

“Para que la democracia sea real, tenemos que caber en ella todas y todos, no solo quienes son de mi preferencia. Tenemos que poder disentir y debatir, pero no excluir ni discriminar”.

Durante décadas en el Perú se ha intentado construir un discurso en torno a las ventajas de la “libertad”. Una libertad entendida como “libre mercado”, como “libertad de empresa”, como la menor presencia del Estado en la economía y mayores posibilidades para que los actores privados – o algunos de ellos – puedan crecer y prosperar.

Sin embargo, la libertad ha quedado constreñida a ese entendimiento, el de la libertad económica (sobre la que hay muchísima tela por cortar) y no parece haber avanzado como idea general de desarrollo de nuestra sociedad, al punto en que seguimos siendo un país que constriñe permanentemente derechos sociales y libertades civiles, en lugar de protegerlos con tanto ahínco como se protegen algunas libertades económicas.

Como hemos dicho en otras ocasiones, la democracia aspira a ser el sistema político que nos acerque a la representación y participación de todos los diversos grupos de la sociedad en la construcción de los sentidos sobre la vida y el bien común. Para garantizar esa posibilidad de representación, se requiere, entre otras cosas, adoptar medidas para que seamos, efectivamente, iguales en derechos ciudadanos y en participación y pertenencia.

Sin embargo, en un tiempo en que los liderazgos políticos se arranchan la bandera de la democracia (aunque ninguno parezca tener la capacidad para realmente dotar de sentido a este significante), nos encontramos con personajes y organizaciones que construyen desde la negación del otro, y esto, no alienta al desarrollo de la democracia y la pluralidad.

Así, que tengamos políticos que respaldan la libertad de mercado, pero que luego celebren actos de discriminación por parte de una cadena de cines, y pretenden legalizarlos, es un sinsentido que muestra que la libertad solo vale si encaja en sus preferencias.

Esta semana se publicó, además, la ley sobre textos escolares que permite ajustes a los contenidos educativos por parte de los padres, y que está orientada principalmente a que estos ajustes sean en el campo de la Educación Sexual Integral y de Enfoque de Género.

Con esta norma, en lugar de enseñar que existe una comunidad política plural, donde todos y todas (con nuestras características, preferencias y afectos) merecemos el mismo respeto y protección de derechos, podría volverse igual al discurso de que existe una sola forma de ser mujer u hombre y una sola forma correcta de sentir y expresarse. El machismo, la homofobia y la desprotección frente a la violencia sexual podrán seguirse cultivando ¡Eso sí que es ‘ideología de género’!

Francamente lamentable en todo esto ha sido el papel del Gobierno, que en lugar de al menos reconocer que sus posiciones políticas también son antipluralistas, ha excusado el no observar la norma en “no mostrar confrontación al Congreso”. ¿No nota el ministro Serna que con sus declaraciones lo que está diciendo es que el bienestar de niños y niñas le importa poco y que, para él, son solo una carta más en el juego político?

Las normas y las políticas en las sociedades deben avanzar a recoger la realidad y los rostros de esas sociedades. Más aún, si se dicen democráticas y de libertad, a proteger de mejor forma las libertades y derechos de sus miembros.

Para que la democracia sea real, tenemos que caber en ella todas y todos, no solo quienes son de mi preferencia. Tenemos que poder disentir y debatir, pero no excluir ni discriminar. Mientras sigamos construyendo modelos en los que les decimos a las personas, desde la infancia, que hay unas formas correctas y otras condenables, ni democracia ni libertad serán plenas y, para muchos y muchas, seguirán siendo ajenas.

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Paula Távara

Politóloga, máster en políticas públicas y sociales y en liderazgo político. Servidora pública, profesora universitaria y analista política. Comprometida con la participación política de la mujer y la democracia por sobre todas las cosas. Nada nos prepara para entender al Perú, pero seguimos apostando a construirlo.