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Identidad, por Marisa Glave

“El Congreso tiene pendiente aprobar una ley de identidad de género que permita que el derecho a la identidad de la comunidad trans pueda ser ejercido libremente”.

Estamos en el Mes del Orgullo y mañana las calles de varias ciudades se pintarán de colores, de música y de alegría. No como un acto frívolo, es en realidad un ejercicio de resistencia, de alegre rebeldía. De rechazo a la imposición violenta de un único modelo de ser, de pensar y de amar.

En algunas ciudades puede que haya problemas. Defensoras de derechos humanos, como Rocío Silva Santisteban, han denunciado que tanto en el Callao como en Abancay no se han querido otorgar garantías para la marcha. Esto es una arbitrariedad más contra el ejercicio ciudadano de la comunidad LGTBI. Quieren negar la expresión pública, visible, estridente, de las diversidades. Les molesta el escándalo, el ejercicio visible de la libertad disruptiva, la que rompe con el orden establecido y lo hace con toda la bulla posible para que nadie pueda dejar de oír el grito colectivo.

Quizá precisamente por eso es que dentro de la comunidad LGTBI la población trans es la que se encuentra en mayor situación de vulnerabilidad. Su reclamo básico al reconocimiento de su identidad de género es precisamente un ejercicio de visibilidad. La Defensoría del Pueblo, revisando las brechas de la comunidad en acceso a derechos esenciales, señaló que la población trans, al tener negado este derecho básico, el de la identidad, tiene en consecuencia bloqueados accesos a otros derechos como el de la salud, educación o trabajo, aumentando así su vulnerabilidad.

El 2016, el Tribunal Constitucional, en una sentencia valiente, señaló con claridad que la transexualidad no es un trastorno o una patología y que en el marco del derecho a la identidad de las personas se puede reconocer el cambio de sexo. Sienta un precedente importante.

El 2017, la Corte Interamericana de Derechos Humanos en la opinión consultiva OC-24/17 señala que la identidad de género es un elemento constitutivo y constituyente de la identidad de las personas, su reconocimiento por parte del Estado resulta de vital importancia para garantizar el pleno goce de los derechos humanos de las personas transgénero. Por ello, en la misma resolución sostiene que el derecho de las personas a definir de manera autónoma su propia identidad sexual y de género se hace efectivo garantizando que tales definiciones concuerden con los datos de identificación consignados en los distintos registros, así como en los documentos de identidad.

El Congreso tiene pendiente aprobar una Ley de Identidad de Género que permita que el derecho a la identidad de la comunidad trans pueda ser ejercido libremente. El congresista Kamiche de Perú Democrático y la congresista Paredes de Acción Popular han pedido la actualización del Proyecto de Ley 790-2016, que trabajamos con activistas trans. Este proyecto puede ser mejorado, pero no dejado de lado. Es imperativo que el Estado peruano reconozca plenamente el derecho a la identidad

¡Que viva el orgullo!

Marisa Glave

Desde la raíz

Marisa Glave. Autor de contenidos y de las últimas noticias del diario La República. Experiencia como redactor en varias temáticas y secciones sobre noticias de hoy en Perú y el mundo.