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Final entre dos “no tradicionales”: Colombia

“Si en un país mantenían vigencia partidos o agrupaciones políticas de larga tradición o de sostenido liderazgo ese era Colombia”.

Con la votación en la primera vuelta presidencial Colombia se puso “a tono” con eso de apostar por el cambio que se viene imponiendo en América Latina. Solo en el último año y como ejemplo: Pedro Castillo (Perú, junio 2021), Xiomara Castro (Honduras, noviembre 2021) y Gabriel Boric (Chile, noviembre 2021).

Con características, trayectorias y planteamiento, el “cambio” proclamado no necesariamente es igual en su contenido pero busca contrastar con el gobernante precedente. Y, al menos en los casos de Perú y Chile, se trataba de personas que no salían de la cantera de los “políticos tradicionales”.

Si en un país mantenían vigencia partidos o agrupaciones políticas de larga tradición o de sostenido liderazgo ese era Colombia. Particularmente marcado y relevante el peso del expresidente Álvaro Uribe, elegido en arrolladora primera vuelta hace 20 años y reelegido el 2006. Del uribismo apabullante y de su herencia política (Duque) queda muy poco. Lo que podría haber tenido de ello la candidatura presidencial de Federico Gutiérrez –difícilmente calificable como “clon” de Uribe, sin embargo– quedó barrido en la votación del domingo 29. El otro político, de destacada trayectoria y que venía en prometedora carrera desde funciones públicas previas en el departamento de Antioquia, Sergio Fajardo, recibió menos del 5% de los votos.

Dos asuntos resaltan de esta votación y de la segunda vuelta del 19 de junio entre el izquierdista Gustavo Petro y el populista de derecha Rodolfo Hernández.

Primero, la aparente apuesta por dos “outsiders” o “antisistema”, como alguna prensa internacional los ha calificado. Se exagera y oscurece el análisis con esa simplificación. Petro no solo ha sido alcalde de Bogotá, congresista y senador sino que ha desempeñado papel activo en la política nacional como “antiuribista”; para sus detractores, “amenaza castro chavista”. Hernández ha sido alcalde (Bucaramanga) pero con su lenguaje grosero, machismo arcaico y agresividad contra las personas, sin ser “antisistema” salta a la política nacional contra estilos del establecimiento. Pero también contra Petro y condensando ahora al establecimiento contra Petro.

Si bien se viven días de polarización, este escenario entre supuestos antisistema, no parecería estar poniendo el país patas arriba ni ser la antesala de una posible hecatombe. El establecimiento y la derecha están contra Petro. Pero Petro tiene estrechas y muy fluidas relaciones con el poderoso grupo económico-financiero Gilinski, insospechable de izquierdismo contestatario radical. La trayectoria de Hernández, por su lado, es sinuosa e inconsistente pero no podría ser considerada “antisistema”.

Segundo, en las relaciones internacionales de Colombia sería previsible un viraje de ganar Petro; Hernández no parece tener idea ni propuesta sobre el tema. De ganar Petro sería previsible una bajada de intensidad de una dinámica regional en la que Colombia ha desempeñado, a lo largo de las últimas décadas, un papel particularmente crucial en la interacción y alianza con los EE. UU. Ejemplos: política antidrogas y/o la compleja relación con el gobierno de Venezuela.

Tremendo simbolismo tuvo el anuncio de Biden hace poco más de dos meses de designar a Colombia “país aliado estratégico no miembro de la OTAN”. No es, el primer latinoamericano con ese status (lo tienen Argentina y Brasil), pero tiene particular relevancia que se dé en el contexto de la gran tensión internacional actual y del “relanzamiento” de la OTAN. ¿Cuánto de todo esto cambiará? Difícil saber pero no hay duda el resultado final de la elección presidencial tendrá, en este tema, impacto en la región.

Ambos finalistas, levantan un mensaje de “cambio”. Su contenido preciso se perfilará con las alianzas que se tejan de aquí al 19 de junio. En lo que va de esta semana las fichas ya se están cargando contra Petro. Por ejemplo, con la sola suma de los votos recibidos por Gutiérrez a los ya anunciados de Hernández y otros menores. Encuesta por RCN conocida ayer le da 52,5% a Hernández y 44,8% a Petro. ¿Los 900 mil de Fajardo hacia dónde irían? Con 45% de ausentismo, sin embargo, las encuestas, así como esas sumas y restas no dicen mucho. Tema pendiente: la gobernabilidad posterior con un Congreso fragmentado y una sociedad polarizada.

larepublica.pe
Diego García Sayán

Atando cabos

Abogado y Magister en derecho. Ha sido ministro de Relaciones Exteriores (2001- 2002) y de Justicia (2000- 2001). También presidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Fue Relator Especial de la ONU sobre Independencia de Jueces y Abogados hasta diciembre de 2022. Autor de varios libros sobre asuntos jurídicos y relaciones internacionales.