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Un año de Vizcatán

Horrendo crimen en el Vraem sigue en investigación preliminar.

En pleno fervor electoral, el asesinato de 16 personas, tres de ellas menores de edad, puso nuevamente en el tapete político y mediático la presencia de remanentes del terrorismo y la actividad incesante del narcotráfico en ese campo de batalla que se llama Vraem.

San Miguel del Ene es la capital del distrito de Vizcatán del Ene, perteneciente a Junín. Se ubica en el corazón del Vraem, la zona del país donde confluyen cinco regiones: Ayacucho, Huancavelica, Apurímac, Cusco y Junín y tres ríos: Apurímac, Ene y Mantaro; y donde se produce la mayor cantidad de droga de todo el Perú. Según información oficial de DEVIDA, son 27.994 hectáreas que se destinan a esa producción ilegal.

El 23 de mayo del 2021, al promediar las 9 y 30 de la noche, 16 personas resultaron acribilladas en dos bares de la localidad en la que no existe ni siquiera comisaría. La presencia del Estado la componen un alcalde y un juez de paz. Los locales ardieron en llamas porque después de los balazos se roció de gasolina a los cuerpos de algunos de los fallecidos.

Una vez conocidos los hechos, se movilizaron los miembros de las Fuerzas Armadas y policías, ubicados en las bases cercanas, pero sin mayor trascendencia porque los atacantes habían huido durante la noche, sin mayor problema. En Lima, la sospecha de un rebrote del terrorismo encendió las alarmas y exigió que los candidatos hicieran declaraciones públicas condenando el hecho.

La Fiscalía especializada en temas de terrorismo y delitos de lesa humanidad de Huánuco abrió investigación, pese a encontrarse fuera de la zona de la incursión, y además que se encasilla el delito en terrorismo, cuando todavía está por determinarse el móvil del asesinato múltiple. No está demás decir que un año después todo sigue en etapa preliminar sin que se haya identificado a los responsables.

También es el caso de la comisión ad hoc del Congreso, creada en diciembre del año pasado y presidida por una representante del partido de gobierno. Hasta el momento, el equipo de trabajo no ha presentado un informe preliminar y se conoce que solicitarán ampliación del plazo de investigación.

Existen versiones que sindican a los Quispe Palomino como los responsables de dirigir estos escuadrones de la muerte que asolan el Vraem. Hace años que esta organización terrorista ha ido dejando atrás la ideología del senderismo hasta convertirse en un grupo armado que sirve como vigilante y protector de los narcotraficantes de la zona. No se puede tampoco descartar la existencia de bandas –incluso extranjeras– que estarían tratando de tomar control de la zona. Solo queda claro, al año de los sucesos de Vizcatán, que el manto de impunidad sigue cubriendo el horrible crimen.