Crisis alimentaria

Combinación de factores externos e internos afecta gravemente a la agricultura nacional.

No solo es un problema de escasez y de precios altos de los fertilizantes, la crisis alimentaria ya golpea a los peruanos porque se arrastra tras la pandemia y el incremento de los índices de pobreza, en las zonas rurales, donde la agricultura es una de las principales actividades productivas.

Según datos preliminares de la encuesta nacional de intenciones de siembra, a marzo de este año, hay una caída de 1,1% en áreas sembradas que alcanzan 1 millón 852 mil 182 hectáreas. Es decir, menos de lo mostrado en el mismo periodo de agosto a marzo de la campaña 2020-2021.

La guerra entre Rusia y Ucrania ha agudizado esta crisis de fertilizantes a nivel mundial. El precio se ha disparado en 300% y el Perú es un importador neto (62%), adquiere en el exterior 1,4 millones de toneladas de diversas variedades, un 22% muy significativo relacionado a la urea.

Otro de los detonantes de la crisis alimentaria es sin duda la ruptura de la cadena de abastecimiento global, por la cuarentena en China y una parálisis del comercio marítimo. También la crisis energética planetaria, dado el incremento del precio internacional del petróleo y del gas, que encarecen la producción y transporte de los abonos.

Pero no menos importante es la inflación por razones externas (la guerra Ucrania-Rusia) que genera poca capacidad adquisitiva del consumidor local, golpeado por el empobrecimiento monetario, y agravará la crisis que, según los especialistas, será paulatina y afectará a 15 millones de peruanos vulnerables.

Se esperan cosechas mermadas por la falta de fertilizantes, que son aportes de nitrógeno para elevar la calidad del suelo. Se estima que la producción nacional podría caer en un 20% y, por lo mismo, el precio de los productos dispararse, porque serán también más escasos.

Hasta el momento poco o nada se ha hecho en el país ante el agravamiento de la situación. La desidia y la dilación por parte del gobierno de Pedro Castillo están pasando la factura. Tras meses de parálisis, el Estado recién anuncia una compra de fertilizantes que busca atender en especial a los pequeños agricultores que abastecen la alimentación nacional, es decir, la agricultura familiar.

Hay medidas urgentes que adoptar para garantizar el alimento de los más pobres. El gobierno no puede encargar el tema a improvisados ni reducir su intervención a solo paliativos, porque estamos ante una crisis anunciada.