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El otro sendero de Vladimir

En el 42 aniversario del primer atentado terrorista.

El 42 aniversario del primer atentado terrorista de Sendero Luminoso debería ser una oportunidad para ratificar la importancia de los caminos democráticos y pacíficos, pero debe ser, lamentablemente, ocasión para condenar que políticos de importancia, como Vladimir Cerrón, entre otros instalados en el gobierno del presidente Pedro Castillo, tengan invicta la ilusión de las alternativas violentas.

El 17 de mayo de 1980, un día antes de la votación que devolvería la democracia al Perú, tras doce años de gobierno militar, se produjo una incursión armada en un colegio de la comunidad de Chuschi, Ayacucho, en la que se quemaron las ánforas electorales, un hecho que pocos entendieron en ese momento, pero que se reveló dramáticamente evidente en los meses siguientes en los que Abimael Guzmán desató una violencia que acabaría con la vida de aproximadamente 70 mil civiles, policías y militares en el país.

Algo de acostumbrarse a la muerte nos debe haber quedado si, por la pandemia, han fallecido 340 mil personas, es decir, casi cinco veces más muertos –pero solo en dos años– que en las dos décadas del terrorismo, convirtiéndonos en el país con más víctimas en proporción al tamaño de la población –437 por cada 100 mil–, debido, principalmente, a una ineficiente gestión pública, sin a que muchos les genere indignación este récord escandaloso.

Pero ni esa condescendencia con la muerte justifica que un político de la importancia de Vladimir Cerrón recurra a la insinuación de reponer la violencia como instrumento de acción política: “En el Perú no va a haber cambios si no se cambia la Constitución, sea por una vía pacífica o una vía no pacífica”.

No hay muchas maneras de entender vía no pacífica con algo que no sea vía violenta, que fue la que escogió Abimael Guzmán, y que pretendería reponer Cerrón, si uno le cree lo que dice.

Algo que es grave pues, primero, Cerrón es el político con más influencia hoy en el Perú por su dominio sobre el premier Aníbal Torres y Castillo; y, segundo, porque debido a la cercanía amical del ‘presidente’ con sectores derivados de Sendero –Movadef, Conare y Fenatep– varios integrantes de esos grupos han sido nombrados en puestos claves del sector público.

Augusto Álvarez Rodrich.

Claro y directo

Economista de la U. del Pacífico –profesor desde 1986– y Máster de la Escuela de Gobierno John F. Kennedy, Harvard. En el oficio de periodista desde hace más de cuatro décadas, con varios despidos en la mochila tras dirigir y conducir programas en diarios, tv y radio. Dirige RTV, preside Ipys, le gusta el teatro, ante todo, hincha de Alianza Lima.