Por Sandro Mairata | @CINENSAYOLat y @smairata
Antes de Eleven de Stranger Things y Dark Phoenix de X-Men estuvo Charlie, una niña de once años con superpoderes de “piroquinesis”, la supuesta capacidad –nunca probada– de algunos seres humanos de producir o controlar el fuego.
El gran Stephen King dio forma a la historia en su taquillera novela Firestarter (Ojos de fuego en castellano) de 1980, donde dio una explicación que este remake de la cinta original de 1984 respeta: una organización gubernamental secreta conduce una serie de experimentos que dotan al padre de Charlie (Ryan Kiera Armstrong), Andy (Zac Efron), de poderes telepáticos (control de la mente de otros) y a su madre, Vicky (Sydney Lemmon), de poderes telequinéticos (lectura de la mente ajena).
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La cinta de 1984 es un desastre indefendible hasta hoy, dirigida con torpeza infinita por Mark L. Lester. Seguro que alguno querrá salvarla diciendo que es “de culto”, pero lo cierto es que la Llamas de venganza original causa curiosidad porque traía a la nena prodigio Drew Barrymore recién salida de E.T. el extraterrestre (1982) e incluía música de Tangerine Dream junto a un reparto con George C. Scott, Martin Sheen, Heather Locklear y la mismísima Louise Fletcher, la “enfermera Ratched” de Atrapado sin salida. Con su pésima dirección, sus efectos rudimentarios y falta de inspiración, lo único que salva aquella versión es un interesante enfrentamiento al final en una granja.
Esta de 2022 parece otro tipo de revancha. El maestro John Carpenter –quien iba a dirigir originalmente la cinta del ‘84– aporta algo de música incidental, lo que la da a este filme ciertos sonidos a lo Halloween (en la parte final) y el productor estrella de blockbusters de bajo costo Jason Blum pone a su casa Blumhouse de respaldo junto a otro productor de peso, Akiva Goldsman.
Las mejoras son varias: desde la iluminación a la sofisticación de los efectos especiales (con mucha potencia en el caso de los ataques de Charlie), pasando por la cuidada dirección de actores y la reducción del metraje, compactando lo narrado (la original duraba dos horas, esta llega a la hora y media). También se han hecho varios cambios a la historia, ajustando el rol de personajes claves y alterando varias circunstancias para mayor sorpresa y verosimilitud. El único nombre “famoso” es el de Zac Efron pero la niña Ryan Kiera Armstrong viene de la serie ‘Anne con E’ y es una competente émula de Drew Barrymore.
Pero la historia de una niña lanzando fuego y padres con poderes mentales en tiempos de Marvel, DC, y Stranger Things es una premisa débil en 2022, por eso esta vez tenemos algo más de gore con “alma de ochentas”, cuando se pudo rescatar más del texto original de King. El balance final es irregular, aunque seguro habrá fans de esta versión que, como a la de 1984, le perdonarán todo.
Fuego interior. Nueva versión de la novela de Stephen King. La original de 1984 la protagonizó una niña Drew Barrymore. Foto: difusión
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