Los apuros de Castillo y Cerrón, por Inés Flores

En Perú Libre (PL), el partido de gobierno, también se cuecen habas. Un grupo de sus congresistas suscribió en la última semana un proyecto de ley planteando el adelanto de elecciones generales, lo que implicaba la clausura del gobierno de Castillo y del actual Parlamento. El proyecto no prosperó. Con excepción del autor de la iniciativa, Pasión Dávila, el resto de suscritos retiró su firma acatando sin chistar una orden estricta de Vladimir Cerrón, el sumo pontífice de PL.

Aun así, el incidente demostró que en PL no hay la supuesta coherencia política y programática que se suponía. Una facción de sus congresistas y otra del ala magisterial han evidenciado su inconformidad con la gestión de Castillo. Además, ya hubo congresistas que abandonaron la bancada de PL en discrepancia con la jefatura caudillista de Cerrón.

El pedido de adelanto de elecciones generales va contra las pretensiones de Castillo y Cerrón de perpetuarse en el poder. La estrategia para plasmar ese objetivo es la asamblea constituyente. Esto explica los aprestos de Castillo y de sus ministros, incluyendo al inefable premier Aníbal Torres, de su intensa campaña en el interior del país buscando el respaldo a su propuesta. Siguen así el derrotero que llevó a las dictaduras de Chávez y Maduro en Venezuela, de Morales en Bolivia y de Ortega en Nicaragua.

Lo lamentable es que han caído en el juego de Castillo y Cerrón un sector de congresistas de diferentes bancadas que se opone al adelanto de las elecciones generales por la egoísta razón de no perder la mamadera. Antes que el país, sumido en el desgobierno, piensan en su bolsillo. Ahora sabemos que son los que juraron al cargo, a sotto voce, por Dios y por la plata.