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Mentiras que matan

“La supuesta venta de armas de China a Rusia sería un operativo mediático enmarcado en la narrativa del conflicto entre autoritarismo y democracia”.

El lunes, en Roma, tuvo lugar un encuentro entre autoridades de Estados Unidos y China para tratar el tema de la guerra entre Rusia y Ucrania. El asesor de Seguridad Nacional de EEUU, Jake Sullivan, advirtió que su país no permitirá que ningún otro se salga con la suya en su intento de rescatar a Rusia de las sanciones impuestas por naciones extranjeras tras la invasión de Ucrania. China le respondió que dará una respuesta firme y contundente si EEUU impone sanciones a empresas e individuos chinos o daña los derechos e intereses legítimos de su país en el manejo de sus relaciones con Rusia.

El gobierno chino considera que las sanciones nunca han sido una manera efectiva de resolver los problemas por lo que se opone firmemente a cualquier forma de sanciones unilaterales. Esto lo había manifestado días antes el presidente Xi Jinping a sus pares de Francia y Alemania, en una reunión virtual, al señalar que este tipo de medidas ponen en peligro la recuperación económica global tras la pandemia y puede tener consecuencias sobre las cadenas de suministro, la energía, el transporte y las operaciones financieras globales.

Horas antes de la reunión de Roma, varios medios de comunicación informaron que China había aceptado el pedido de Rusia de brindarle asistencia militar, lo que fue tajantemente desmentido por ambos gobiernos. Como en la película Mentiras que matan (Wag the dog, 1997) en la que se muestra cómo desde la Casa Blanca se arman informaciones y videos, con contenidos falsos, el supuesto suministro de armas chinas a Rusia fue difundido, sin citar ninguna fuente, a través de medios prestigiosos como el Washington Post y el New York Times, y replicado inmediatamente por mayoría de irrelevantes parlantes mediáticos del resto del mundo.

Se trataba de embarrar la cancha a la posibilidad de intermediación de China en esta trágica guerra. El 7 de marzo el ministro de Asuntos Exteriores, Wang Yi, dijo estar “dispuesto, si es necesario y junto a la comunidad internacional, a llevar a cabo la mediación necesaria cuando haga falta”. China mantiene buenas relaciones comerciales con Ucrania y tiene ascendencia sobre Rusia con quien ostenta fuertes vínculos económicos y estratégicos. El gobierno ucraniano fue el primero en solicitar su intermediación el 1 de marzo, lo que fue apoyado por el jefe de la diplomacia de la Unión Europea, Josep Borrell: “No hay alternativa. No podemos ser nosotros los mediadores. Y no puede ser Estados Unidos. ¿Quién si no? Debe ser China”, señaló.

En momentos en que busca erigirse como la primera potencia económica y diplomática, mal haría en dañar su reputación vendiendo armas a una de las partes en conflicto. China mantiene tradicionalmente una posición de no injerencia en los asuntos internos de otros países y respeto a la soberanía e integridad territorial de los Estados motivado, entre otros, por su reclamo sobre Taiwán.

Su posición con respecto a la intervención militar de Rusia en Ucrania es clara. Tanto en la sesión extraordinaria de la Asamblea General de las Naciones Unidas como en el Consejo de Seguridad de la ONU, su voto ha sido de abstención. Condena la guerra, pero señala que la OTAN y Estados Unidos pasaron por alto las atendibles demandas de Rusia por su seguridad interna. El semanario alemán Der Spiegel acaba de publicar un documento que prueba que durante las discusiones sobre la unificación de Alemania en 1991, existió el compromiso de EEUU, Reino Unido, Francia y Alemania de que la OTAN no incorporaría a países del Este europeo. Algo que el organismo negó hasta ahora.

La supuesta venta de armas de China a Rusia sería un operativo mediático enmarcado en la narrativa del conflicto entre autoritarismo y democracia, tal como lo presenta Anne Applebaum, en El ocaso de la democracia. La selección del autoritarismo. Su mirada se contrapone a la de quienes como el sudafricano Buyile Matiwane consideran que no existe un modelo único de democracia y que es un proceso en construcción.

Foto: difusión

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La República

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