Senamhi: alerta roja por fuertes vientos y lloviznas

Si no hay cambios anticipatorios…

“Sí, cambios, incluidos algunos artículos económicos de la Constitución, lo que no significa una Asamblea Constituyente. Sin esos cambios, tendremos más...”.

Las entrevistas brindadas el lunes por el Ministro de Economía, Oscar Graham, permiten afirmar que las políticas neoliberales están volviendo con fuerza.

Veamos la reforma integral del sistema de pensiones, público (ONP) y privado (AFP). El ministro dice que hay que hacerla. Cuando se le pide que precise, responde: “El tema aún no está claro y estamos dispuestos a participar en una comisión que discuta el tema (…) La discusión está hace 10 años (…) y requiere un amplio consenso” (Gestión, 15/03).

No son 10, sino 18 años. En el 2004, el Banco Mundial planteó la reforma integral. Luego, bajo PPK, la Comisión de Protección Social planteó otra en el 2017. En el 2019 hubo otra del FMI y en el 2020 la congresista Carmen Omonte planteó otra. Todas fueron atacadas por las AFP, con el pleno apoyo del MEF.

La razón esgrimida es que “muchos de los planteamientos, como una pensión mínima o un capital ‘semilla’ buscan ser financiados por el fisco”, a lo que se opone. Pero es la única manera de hacerlo; así funciona en Chile, Bolivia, Argentina y México. Lo dicen hasta el Banco Mundial y el FMI, planteando ritmos y plazos que no desfonden la Caja Fiscal, ciertamente.

Pero no. Recordemos cómo el exministro Mendoza no aprobó el proyecto de ley impulsado antes por “Toni” Alva, que preveía el pago de pensiones proporcionales a los que habían aportado 10 y 15 años a la ONP, derecho que tuvieron hasta 1992, cuando una ley se los quitó para favorecer a las AFP. Ojo: habían aportado. Fue bajo el “caviar Pedro Francke” (Cerrón dixit) que recién se aprobó esa ley.

Lo mismo sucede con la Remuneración Mínima Vital, que “debe ser discutida para tener un consenso”. Pero si se discute desde el 2006 en el Consejo Nacional del Trabajo y ya tiene criterios técnicos adoptados. En el 2018 se dio el último aumento de 850 a 930 soles (ya “se lo comió” la inflación). En este caso, agrega el ministro, “somos respetuosos del CNT y la evaluación política es la última que debe primar” (El Comercio, 15/03). Queda claro: cuando se trata de una remuneración o una pensión, el tema es “político”.

El Congreso también tildó de “político” el pedido de facultades legislativas por el exministro Francke para ampliar la tributación minera, que hoy atraviesa una bonanza fortuita debido a los altos precios, en parte por la condenable invasión de Rusia a Ucrania. Esta mayor carga tributaria (de 2 a 4% adicional) no afecta la competitividad, según el informe del FMI al MEF. La reforma fue rechazada por el Congreso y se iba a presentar al Congreso como proyecto de ley. ¿Qué dice ahora el ministro Graham? Que “toda propuesta tiene que ser evaluada para no afectar la competitividad” (EC, 15/03). Oiga, pero, y el informe del FMI que dice que no la afecta ¿es también “político”? Juzguen los lectores.

El tema de fondo no es el ministro Graham, reconocido economista y técnico, partidario de la ortodoxia de los últimos 30 años, la cual aplica. Es el Poder Ejecutivo que lo nombra y el por qué lo hace. Hoy en América Latina podríamos tener una Alianza del Pacífico 2.0 con economías mixtas mercado/Estado: Chile, México y Perú con gobiernos de izquierda/centro izquierda, a la espera de Gustavo Petro en Colombia.

Esos tres gobiernos respetan el Estado de derecho y plantean cambios. Aquí debe ser igual: el sistema de pensiones, el salario mínimo, la reforma minera y la masificación del gas, entre otros. Sí, cambios, incluidos algunos artículos económicos de la Constitución, lo que no significa una Asamblea Constituyente. Sin esos cambios, tendremos más de lo mismo, ¿quizá porque el gobierno solo busca su sobrevivencia, en medio de acusaciones de corrupción y gran ineptitud?

En el 2014 en Chile, cuando se proponía una Asamblea Constituyente (que no prosperó), el expresidente Lagos dijo que “si no había cambios anticipatorios habría mucha frustración y vendrían cambios extraordinarios”. Hoy en Chile hay una Constituyente. Es un craso error (vale también para los empresarios, comenzando por las AFP) “no cambiar nada para que todo siga igual”. Todos estamos avisados.

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La República

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