A la deriva

Las implicancias políticas derivadas de la conformación del nuevo gabinete ministerial amenazan con llevar al país al desgobierno. El presidente Pedro Castillo tiró por la borda su consabida frase de “yo me debo al pueblo” y optó por capitular ante Vladimir Cerrón, de quien necesita los 33 votos de la bancada de Perú Libre para salvarse de cualquier vacancia o inhabilitación por parte del Congreso.

Castillo le ha entregado a Cerrón dos ministerios claves: Salud y Energía y Minas (MEM). La designación del médico cerronista Hernán Condori como nuevo ministro de Salud (a quien lo echaron de la Diresa de Junín por falta de idoneidad) ha generado la crisis y una serie de renuncias en ese sector en circunstancias en que el Perú enfrenta la tercera ola del Covid-19. En el MEM también hay renuncias en protesta por la contratación de personal no idóneo para los cargos requeridos (por ejemplo, se nombró secretario general a Loly Herrera Lavado, abogado de la madre del líder de Perú Libre).

Ante estos escándalos, el nuevo jefe del gabinete, Aníbal Torres, ha dicho: “Mi opinión no sirve”, frase de Ripley, la cual indica que Castillo seguirá gobernando con su equipo de asesores, el misterioso “gabinete en la sombra”.

Un sector de la opinión pública considera que Castillo y el Congreso deben irse y llamar a nuevas elecciones generales. Otra opción que se baraja es la de la concertación política para salir de la crisis. Y hay también los extremistas que reclaman la vacancia. Pero Cerrón apuntala a Castillo para que no acepte ningún entendimiento con la oposición. Mientras tanto, el país anda a la deriva en lo que parece un callejón sin salida.