Sexo, sexualidad y censura

Somos seres sexuales, negarlo es absurdo, es como pretender tapar el sol con un dedo. Vamos descubriendo nuestra sexualidad entre la niñez y la adolescencia. El cuerpo cambia y las emociones también, generando incertidumbre y ansiedad.

La menstruación llega entre los 11 y 13 años. Las erecciones se dan a muy temprana edad y la producción de semen empieza entre los 10 y 15 años. Las preguntas surgen, inmediatamente, y merecen respuesta.

De la prontitud y calidad de esas respuestas depende mucho el futuro de nuestra juventud. Si tienen acceso a información adecuada, acorde con su desarrollo personal, podrán ir llegando a una madurez sexual sana, responsable y placentera. Pero si lo que encuentran entre sus padres y profesores son respuestas evasivas, cargadas de moralina sancionadora por el despertar de esa sexualidad, lo más probable es que acudan a otras fuentes de información. No lo duden, alguien responderá, si no es en el colegio, es probable que sean páginas pornográficas con un alto contenido de violencia.

No hay forma de censurar el sexo. Basta con prender la radio al azar y lo primero que se oiga sea “te voy a poné en 4, te voy a poner en doggie, te voy a poner volteá”. Eso lo oyen diariamente niñas, niños y adolescentes.

¿No sabe esto el congresista Esdras Medina? Claro que lo sabe. Lo saben él y los 13 congresistas que con él decidieron aprobar el dictamen de la Comisión de Educación del Congreso que busca legalizar la censura en los textos escolares. Cargados de un espíritu moralista y haciendo caso omiso a la sentencia de la Corte Suprema que defiende la educación con enfoque de género, estos padres de la patria pretenden limitar el rol rector del Minedu y que cualquier contenido educativo pase por la censura de las asociaciones de padres de familia.

En la exposición de motivos del proyecto de ley se ve la motivación de esta norma: suspender la Educación Sexual Integral y el Enfoque de Género en la educación. Para el legislador y presidente de la Comisión de Educación, primero están las convicciones religiosas y morales de los padres.

Habría que recordarles que seguimos con 12,7% de embarazo adolescente nacional y por encima de 22% en zona rurales. Que esto significa para muchas niñas y adolescentes quedar atrapadas en el círculo de la pobreza, abandonar estudios y vivir en la informalidad. Pero, claro, primero están las convicciones morales y religiosas de sus padres.

Sería bueno que el congresista Medina vaya al colegio Nazareno, de San Juan de Miraflores, para ver una experiencia exitosa de cero casos de embarazo adolescente. Colegio con más de 10 años de impartir Educación Sexual Integral. Será mejor seguir este ejemplo que buscar censurar la educación. Las y los adolescentes descubrirán su sexualidad, sea con acompañamiento pedagógico o con purito reguetón.