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El superfluo ping pong de los idiotas

El debate del referéndum para cambiar la constitución.

El ping pong idiota entre el gobierno y el congreso sobre el uso del referéndum para cambiar la constitución es una expresión de un sistema político que se pierde en lo superfluo por su incapacidad de abordar los temas de fondo que más interesan al ciudadano.

Esta semana el presidente Castillo observó el proyecto aprobado por el congreso que, en teoría, limita el uso del referéndum que el gobierno quiere para cambiar la constitución, tratando de extender la ilusión de algo que no solo es imposible desde un punto de vista constitucional, sino que es inadecuado: el sentido común aconseja no invertir capital político en un emprendimiento que, en modo alguno, resolverá los problemas del país ni impedirá que el gobierno siga dando pena.

El abogado constitucionalista Omar Cairo recuerda algo que no por obvio es importante tener en cuenta: el artículo 206 de la constitución y el 39 de la ley 26300 impiden un referéndum sin el filtro previo del congreso, lo cual establece el absurdo de un proyecto del parlamento que restringe lo que ya está restringido, y lo irracional de un gobierno de apostar por la ilegalidad.

De otro lado, la insistencia del gobierno y de la cada vez más confundida izquierda peruana en que el cambio de constitución ayudará a resolver los problemas del país y, principalmente, de la ciudadanía carece de todo sentido.

El gobierno de Castillo, por ejemplo, cuando ya se aproxima a su primer medio año, ha demostrado ser, hasta ahora, un mamarracho penoso, pero no por culpa de la constitución vigente, sino por la incapacidad de sus protagonistas, empezando por el presidente.

¿Otra constitución evitaría el papelón bochornoso del nombramiento de Daniel Salaverry en Perupetro, que el ministro de energía y minas no puede explicar? ¿O el pleito escandaloso y paralizante entre el ministro del interior y el director general de la policía?

¿Qué problema ciudadano urgente resolvería una nueva constitución? Ninguno, algo que la opinión pública se da cuenta cuando le preguntan por cuáles deben ser las prioridades del gobierno, y el cambio de constitución solo aparece como la novena, con solo 10%. Todos se dan cuenta de eso, menos el cada vez más confundido gobierno del presidente Castillo.

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