Senamhi: alerta roja por fuertes vientos y lloviznas

El gabineteo

“En verdad sin acuerdo político, en cualquier dirección, un cambio fuerte de gabinete, en la forma de una suerte de tercera ola ministerial, no tendría más sentido que oxigenar un poco a Castillo”.

Por alguna razón, hay expectativa por los rumoreados cambios en el gabinete. Quizás es por el deseo de ver partir a un par de ministros cuestionados. O por una curiosidad frente a por qué nuevas figuras se puede sacar Pedro Castillo de la manga. Dado que los rumores siempre son para los días, y hasta horas, siguientes, también hay mucho de impaciencia.

Hay, pues, una tensa espera, no se sabe bien de qué. Los ministros más mencionados para el reemplazo sostienen que no está pasando nada, pero eso suele reforzar la intriga de todo el proceso. Después de todo, cambios tiene que haber, tarde o temprano. Los más críticos del gabinete los quisieran para mañana mismo.

Las dos cuestiones en este asunto son los motivos y el plazo. En lo primero está la clásica división entre los ministros que le crean problemas al presidente y los que se los resuelven. Hoy son varias las carteras que atraen reproches del público o de los medios, o que simplemente no están dando fuego en su gestión. Motivos hay de sobra.

En cuanto a los plazos, cada presidente tiene una manera propia de matar las pulgas. Castillo ya ha hecho suficientes cambios en su Ejecutivo, y esto lo puede estar inclinando a tomar las cosas con calma. Las fiestas son el momento habitual para hacer cambios, pero no en esta oportunidad. Quizás el presidente está esperando algo.

El principal motor de los rumores en este tema hasta ahora ha sido que Castillo espera (¿esperaba?) concretar una alianza con sectores del centro político parlamentario. El arreglo sería un aporte de cuadros más eficaces a cambio de una línea político-económica más afiatada. Si esto existe, todavía parece bastante crudo.

Muchos de los nombres de su primer gabinete y luego muchos del segundo demostraron que las decisiones de Castillo no han tenido su origen en una voluntad positiva, sino en dificultades de acceso a personas idóneas. Los ministros que mejor funcionan (Salud, MEF) han sido mantenidos en sus carteras, y los peores han volado.

En verdad sin acuerdo político, en cualquier dirección, un cambio fuerte de gabinete, en la forma de una suerte de tercera ola ministerial, no tendría más sentido que oxigenar un poco a Castillo.

La República

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