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El sombrero y el gorro, por Maritza Espinoza

“Porque, primero, aquello de ‘domicilio’ es discutible. Hasta donde se sabe, su familia vive en Chorrillos...”.

Esto de que exista un Pedro Castillo en Palacio distinto al Pedro Castillo (gorrito) en su “domicilio” nos recuerda mucho a aquella campaña de 1995, en la que el dictadorzuelo que pretendía perpetuarse en el poder insistía en que una cosa era el Alberto Fujimori candidato y otra, muy distinta, el Alberto Fujimori presidente.

Y no es una coincidencia que ambos hayan sido outsiders de la política, porque tal laxitud de conceptos solo cabe en la mente de alguien que cree que un jefe de Estado puede, cuando le conviene, desdoblarse en dos personalidades como si fuera el Dr. Jekyll y Mr. Hyde.

No, señores. Un presidente no puede tener dos vidas ni andar con un disfraz de noche y con otro de día. La ciudadanía vota por una persona única, completa, íntegra. De hecho, por eso, su umbral de la privacidad es más reducido que el de cualquiera y sus palabras son contrastadas con sus actos en todas las circunstancias.

La rara esquizofrenia funcional de Castillo se traduce no solo en el curioso hecho de que, cuando está en labores de estado, use el sombrero chotano y, cuando acude a la casita de Breña, prefiera un acriollado gorro, sino en su explicación de que las reuniones oficiales las tiene solo en Palacio de Gobierno y en su domicilio solo recibe visitas de carácter personal.

Porque, primero, aquello de “domicilio” es discutible. Hasta donde se sabe, su familia vive en Chorrillos. Segundo, porque el propio ministro de Defensa, Juan Carrasco, ha confirmado que tuvo reuniones de trabajo con el presidente en la casita de marras, por lo que o Castillo miente peor que Toledo o no sabe distinguir dónde vive y dónde trabaja.

Los actos de un presidente no admiten dualidades y, le guste o no, tenemos que saber con quién despacha, con quién conversa y hasta con quien juerguea. No olvidemos que la afable amistad de Jorge Barata con el fallecido Alan García fue el marco propicio para que, luego, a decir de Luis Nava, desfilaran loncheras llenecitas de dólares por los ambientes de Palacio.

Maritza Espinoza

Choque y fuga

Periodista por la UNMSM. Se inició en 1979 como reportera, luego editora de revistas, entrevistadora y columnista. En tv, conductora de reality show y, en radio, un programa de comentarios sobre tv. Ha publicado libro de autoayuda para parejas, y otro, para adolescentes. Videocolumna política y coconduce entrevistas (Entrometidas) en LaMula.pe.