Nueva topografía opositora

A la extrema derecha le ha salido un extraño socio. Los argumentos y los motivos son distintos, pero el furor opositor es más o menos el mismo. Fuerza Popular, Renovación Popular y casi todo Perú Libre votarán juntos contra la confianza al gabinete Vásquez. Por el momento allí terminará la coincidencia.

Hay dos maneras de ver esto. En una de ellas Pedro Castillo con el nuevo gabinete ha resuelto una parte importante de su problema interno, al deshacerse de un sector que le deseaba impedirle gobernar, y con ello lo venía empujando hacia un abismo a corto plazo. Los problemas van a seguir, pero Castillo tendrá las manos algo más libres.

En la otra manera de verlo, el paso de PL a la oposición, al sumarse a FP y RP, amplía peligrosamente la oposición cerrada a Castillo en el Congreso, y reanima los sueños de vacarlo. Es posible que la coincidencia de los ultras se manifieste más allá del próximo voto de confianza, y en algunos temas parta al Congreso en dos.

Para la derecha hay a su vez dos maneras de calcular la nueva situación. En una la división del principal bloque de izquierda electoral es una bendición, que debilita a las dos mitades. En otra el portazo de PL le da algo más de legitimidad a Castillo, y lo vuelve algo más atractivo para el centro político.

Cuesta trabajo imaginar a la derecha más extrema acercándose un poco a Castillo con el propósito de terminar de aislar a PL. En realidad quienes están en ese extremo dudan que la división Castillo-Vladimir Cerrón sea real, y aun si fuera real, Castillo les parece igual de inconveniente para la buena marcha del país.

Sin embargo para Castillo a partir de aquí los ataques desde la derecha se pueden convertir en un activo político, en cuanto contribuirían a desmentir las acusaciones de centro-derechismo que le llueven desde PL. Aparente centro-derechismo que a Perú Libre le servirá para votar con la extrema derecha, y tal vez hasta para llegar a acuerdos con ella.

En un primer balance, lo que acaba de crear PL es una nueva topografía opositora. La nueva situación podría obligar a la extrema derecha a moverse algo más al centro.