ONP, mayo 2024: cronograma de pagos

Un ministro promotor

“Esta de Barranzuela no parece una iniciativa personal o espontánea. Desde hace meses hay voces de Perú Libre ofreciendo al país la expulsión de la DEA”.

Es el sueño de una noche cocalera en el VRAEM. Llega el ministro del Interior, cancela la erradicación de cultivos, lo cual incluye suspender el trabajo de la DEA. El hombre está definitivamente decidido: el del VRAEM fue su primer viaje con fajín, y su anuncio se dio una semana antes del comienzo de las erradicaciones ya programadas.

Si alguien quisiera defender al cuestionado Luis Barranzuela, podría decir que la zona venía produciendo coca y cocaína a mares, en medio de los conocidos esfuerzos de interdicción y represión del narcotráfico. Es un argumento, pero no sirve para explicar la premura del ministro, que parece solo estar flagelando un caballo muerto.

Con la poco eficiente represión que conocemos, el narcotráfico ha venido gozando de buena salud. Sin ella tendremos una explosión de los cultivos. Las emboscadas a las fuerzas del orden han estado lo suficientemente espaciadas como para hacer sentir que el auge de la droga no es un problema apremiante. Ahora el viaje del ministro está sugiriendo que ni siquiera es un problema.

Esta de Barranzuela no parece una iniciativa personal o espontánea. Desde hace meses hay voces de Perú Libre ofreciendo al país la expulsión de la DEA, como parte de un paquete que llega a incluir las relaciones con los EEUU. En una de esas se trata de una manera de ampliar y acelerar la cosecha de firmas proreferéndum en el VRAEM.

El ministro ya venía fuertemente criticado por su hoja de vida, que no es precisamente la de un policía ejemplar. Que además antes de su designación haya sido el abogado de Vladimir Cerrón y Guillermo Bermejo levanta todavía más las cejas. Cabe preguntarse por qué lo nombró Pedro Castillo, y cuáles serán las razones para mantenerlo.

Para las fuerzas del orden hay aquí un problema adicional. Pues mantenerse en esa zona particularmente insegura cuando el ministro parece claramente del lado de la hoja de coca multiplica los peligros para los uniformados. Salvo que la segunda etapa del plan sea retirarlos de ese teatro de operaciones.

El ministro debe explicar su actuación, y el lugar para hacerlo a la brevedad posible es el Congreso. El entredicho sobre la cuestión de confianza puede demorar una censura, pero es evidente que esa decisión está servida.

Mirko Lauer

Observador

Un poemario cada tantos años. Falso politólogo. Periodismo todos los días. Natación, casi a diario. Doctor por la UNMSM. Caballero de la Orden de las Artes y las Letras, Francia. Beca Guggenheim. Muy poco twitter. Cero Facebook. Poemario más reciente, Las arqueólogas (Lima, AUB, 2021). Próximo poemario, Un chifa de Lambayeque. Acaba de reeditar la novela policial Pólvora para gallinazos (Lima, Vulgata, 2023).