Optimismo cauteloso y moderado
¿Cuáles son las convicciones del presidente Pedro Castillo?
El fin del premierato breve y fatal de Guido Bellido, y su reemplazo por Mirtha Vásquez, es una buena noticia, pero esta debe tomarse con precaución y optimismo moderado.
El optimismo es por la posibilidad de que el despido de Bellido signifique cortar la relación perniciosa con Vladimir Cerrón, quien quiso usurpar la presidencia con la extravagante idea de que la elección la había ganado él como secretario general de Perú Libre, y que, por tanto, Castillo era su mandadero.
La decisión tomada anteayer por Castillo, tras 69 días en los que erosionó gravemente su liderazgo, reputación y credibilidad, puede implicar su deseo de, por fin, empezar a ser presidente.
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Y, también, de tomar distancia del plan marxista leninista que con más audacia que inteligencia quiso aplicar Cerrón, así como de crear condiciones para recuperar la confianza de la inversión privada, lo que no será pronto.
Para ello, será importante la posición del nuevo gabinete sobre temas cruciales como la reforma constitucional y una asamblea para ese fin; la pretensión de renegociar el contrato del gas con la amenaza de un machete en la mano; o la intención abierta de chocar con el congreso para disolverlo.
Al respecto, será clave la nueva relación que se establezca con el congreso, para lo cual serán cruciales los planteamientos concretos del gobierno a las distintas bancadas, ahora que Perú Libre ha decidido pasar a la oposición.
La premier Vásquez significa un cambio importante, desde la formalidad de que los ministros juren en palacio de gobierno y no como payasos improvisados en cualquier sitio; hasta ser una mujer que demostró prudencia y sensatez al frente del congreso, en vez de un misógino, homofóbico y simpatizante de dictaduras y terroristas.
Pero hay motivos fundados de preocupación, desde la salida de Juan Cadillo del Minedu porque no estaba dispuesto a rebajar los estándares de la evaluación docente, o la incorporación en Interior de un abogado de Cerrón.
En balance, el cambio de gabinete crea la posibilidad de un cambio de rumbo y genera un optimismo que, sin embargo, debe ser cauteloso, principalmente porque el presidente Castillo aún debe demostrar cuáles son sus convicciones y cuán sólidas son estas.
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