Un gaseoso caballazo

Expropiación es la palabra que el gobierno debió evitar todo lo posible. Ahora ella ha llegado al primer plano político, como una más de las provocaciones radicales a Pedro Castillo. Quizás hay un retroceso, pero el daño a la confianza del sector privado está hecho. Las expropiaciones se han vuelto una posibilidad.

Con su amenaza al Consorcio Camisea, Guido Bellido se ha zurrado en lo que dijeron Castillo y Pedro Francke en su gira. Evidentemente Vladimir Cerrón lo ha apoyado, con el mismo estilo intransigente. Si Bellido y Cerrón buscaban crearle un problema a Castillo, lo han logrado. Ahora hay que buscar soluciones.

Sin duda hay descontento con los términos del contrato firmado con el consorcio, sobre todo por el bajo precio establecido para la exportación de ese gas. Modificar esta situación puede lograrse mediante una negociación entre Estado-empresa, más dura y decidida que las intentadas en pasados gobiernos.

Pero declarar de partida que si el consorcio no se aviene a las condiciones del gobierno simplemente será expropiado, en el fondo es una forma de saltarse toda posibilidad de un acuerdo. Por lo menos es la impresión que dan a primera vista las súbitas, y muy probablemente calculadas, declaraciones de Bellido sobre el tema.

Es cierto que al lado de su amenaza Bellido dijo buscar una renegociación del contrato. La Sociedad de Minería le ha respondido: “El consorcio se ha enterado por este tuit. Es falso que haya habido discusiones respecto a este tema. No ha habido un acercamiento, no ha habido un puente que se haya tendido en búsqueda de esta supuesta conversación”.

¿Por qué el exabrupto expropiatorio? Pareciera que desde que Castillo empezó a actuar por cuenta propia, sus enemigos (ya se les puede llamar así) de Perú Libre están buscando un momento de decisión radical. Algo que rompa los frágiles puentes de Castillo con la institucionalidad, y funcione como un punto de no retorno.

El gas peruano es un tema complejo, y el gobierno se ha lanzado a él sin mucha reflexión. El abaratamiento de los balones no está funcionando tanto como se pronosticó. El gambito frente a Camisea corre riesgo de volverse contraproducente. Sobre todo si el propio Bellido lleva adelante ese proceso desde la PCM.