Cronograma de retiro AFP, según José Luna

Marcando el rumbo

Clara indicación del presidente de la República para renegociar gas de Camisea en el marco de la ley.

El presidente Castillo ofreció en Washington una relación más empática con el capital proveniente de la inversión privada, nacional e internacional. Dijo que su Gobierno no va a alentar expropiaciones ni nacionalizaciones. Un mensaje directo, planteado ante un grupo de inversionistas, preocupados por la indecisión con la que se manejan en el Ejecutivo peruano.

El ministro Francke, participante de estas reuniones, llegó a Lima y aterrizó estos mensajes presidenciales en las materias que afectan directamente a su cartera, el MEF. Ayer concedió una entrevista a La República, en la que vuelve a ratificar los mensajes de respeto a la inversión privada y reglas de juego claras y estables.

Pero pocas horas después, el primer ministro Bellido –fuera de contexto, sin ninguna acción previa que haya sido reportada– lanza amenazas contra la empresa que comercializa el gas de Camisea y la insta a sentarse a renegociar el contrato, de lo contrario procederá “a la recuperación o nacionalización del yacimiento”. El titular de Justicia aseguró que no había ningún acuerdo sobre Camisea en el Consejo de Ministros y “ninguna nacionalización unilateral por parte del Estado es posible”.

Luego, el ministro de Energía y Minas, al que le corresponde el tema, publicó un tuit en el que pide “hagamos las cosas bien”, y el presidente Castillo marcó el rumbo en horas de la noche, en línea con lo señalado durante su primera gira en el exterior. Ha ratificado mediante un tuit que cualquier renegociación del gas de Camisea se hará “con respeto irrestricto del Estado de derecho”. Parece una respuesta directa a los malos modos de Bellido y una recuperación rápida de la iniciativa política.

Lo que va quedando obvio es que el primer ministro no es funcional al presidente Castillo, le pone piedras en el camino y, además, lo desafía. No permite que el Gobierno desarrolle una propuesta propia, desalineada del ideario de Perú Libre, motivada por el contexto actual y un raciocinio más pragmático. Sin embargo, después de la grita de Bellido en clara demostración de falta de poder real, parece que hay nuevo rumbo.