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Patinada de un Maduro-lover

“En el mejor estilo gamonal, Bellido ha amenazado al Canciller con una expulsión, algo que no está entre sus atribuciones”.

Una vez más el primer ministro se ha metido en camisa de once varas. Esta vez no son las mujeres o los periodistas, sino la política exterior peruana. Enmendarle la plana a Torre Tagle en un tema particularmente delicado, en el momento justo en que Pedro Castillo estaba en los EEUU, es un resbalón de marca mayor.

Lo que desató las iras de Guido Bellido fue una precisión del viceministro de Relaciones Exteriores sobre el estado actual de nuestra posición frente a Venezuela. No hemos roto relaciones con Caracas, pero desde el cinco de enero de este año no reconocemos autoridades legítimas en ese país (ni Guaidó ni Maduro).

Lo que ha hecho Luis Enrique Chávez es solo constatar los hechos. Pareciera que para Bellido una discreta conversación Castillo-Maduro en los EEUU es prueba suficiente de reconocimiento de una legitimidad del venezolano. Quizás Castillo tenía planeado no revelar esta conversación privada sobre temas bilaterales, pero Bellido la soltó a los medios.

Nadie en el gabinete ha apoyado el exabrupto del primer ministro. Incluso el ministro del Interior ha salido en defensa de la Cancillería, posible señal de que Castillo está disgustado con el incidente. En el mejor estilo gamonal, Bellido ha amenazado al Canciller con una expulsión, algo que no está entre sus atribuciones.

Las relaciones con Venezuela de casi toda América están en un estado de flotación libre. Las críticas o las sanciones se mantienen, pero ahora un ciclo de conversaciones Maduro-oposición en México da cuenta de un nuevo clima en la búsqueda de una salida democrática para ese país. En lo diplomático se trata de un compás de espera.

No es nada descartable que este gobierno peruano quiera mejorar sus relaciones con Caracas. Pero por diversas razones, internas y externas, para el Perú este no es el momento de avanzar por ese camino. Es cierto que el Grupo de Lima ha perdido toda tracción, pero la actuación conjunta con el resto de la región todavía es buena consejera.

Bellido ha dado, pues, un nuevo paso en falso. Lo único que ha logrado es hacer a Castillo y a Torre Tagle aun más cautos en el tratamiento del delicado tema venezolano. Le queda el placer de haber fungido de presidente por un día, en ausencia del titular.

La República

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