Indecisiones riesgosas

El presidente Pedro Castillo tiene dos graves problemas por resolver. Uno es el caso de su ministro de Trabajo, Iber Maraví, cuya participación en actividades de Sendero Luminoso figura en investigaciones policiales y fiscales y, el segundo, es el de su premier Guido Bellido, denunciado por una congresista de haberle dicho palabras repudiables que han provocado protestas en las calles pidiendo su renuncia.

Maraví habría formado parte del mando fundacional de Sendero en los 80, tuvo a su cargo un sector en Huamanga y hasta impartía clases de adoctrinamiento, según los documentados informes de Ángel Páez publicados en La República, basados en testimonios de quienes actuaron con Maraví en operaciones terroristas y que cayeron presos y declararon a la policía.

Sin embargo, Maraví se mantiene en su cargo. Al parecer pesó más el respaldo de los maestros del Fenate (Frente Nacional de Trabajadores en la educación en el Perú) que el pedido de renuncia del premier Bellido. Hasta julio, Maraví era secretario general del Fenate en Ayacucho. Al ser nombrado ministro de Trabajo, lo primero que hizo fue otorgarle reconocimiento legal a este gremio.

La otra mancha que enturbia al Gobierno son las expresiones ofensivas y misóginas de Bellido a la parlamentaria Patricia Chirinos (“solo falta que te violen”). Bellido niega haberlas dicho. El caso ha sido aprovechado por la oposición que ha marchado ruidosamente en las calles exigiendo la renuncia del premier.

Sobre uno y otro caso el presidente no decide nada todavía. Mientras tanto, el ruido político aumenta y le pasa factura a la economía. Se ha resentido en los mercados internacionales la calificación crediticia del Perú, se incrementó del precio de los alimentos y sigue el alza del dólar.