Un aviso del exterior
“¿Tienen los políticos peruanos de esta hora alguna conciencia de los efectos de su actuación en el panorama económico que se viene? Probablemente algunos están contando con poder aprovechar el río revuelto que puede venir”.
La clasificadora de riesgo Moody’s ha reducido el status del Perú, pasándolo de la zona A a la zona B, lo cual es un aviso sobre los efectos de los primeros dos meses del gobierno de Pedro Castillo. Es probable que, si las cosas no cambian por el camino, esta decisión sea seguida por otras clasificadoras de riesgo en los mercados.
La explicación de la medida: “Un ambiente político continuamente polarizado ha incrementado el riesgo político y debilitado materialmente la capacidad de formular políticas. Esto causa un efecto negativo en la confianza de los inversionistas, minando la resiliencia económica del Perú, y afectando la perspectiva de crédito a mediano plazo”.
Sin embargo Moody’s menciona una situación estable, junto a una exposición a riesgos sociales “moderadamente negativa”. Reconoce una buena salud de la caja fiscal, y pone en manos de los políticos la posibilidad de revertir la caída de la clasificación Baa1. Hace notar que la situación no es de las peores en América Latina.
Lo que acaba de suceder con Moody’s no es trágico, pero sí marca el primer choque de las realidades económicas con el desbarajuste político del país. Esto significa una reducción en la capacidad de movernos en el mercado financiero internacional, con crédito más caro en la forma de préstamos directos o de bonos.
Hasta aquí la economía ha sido un sector privilegiado en medio del desorden, y a primera vista prácticamente no afectado por las pugnas en la cúpula del poder o la inacción de Castillo. Aunque la fuga de divisas y la desaceleración de las inversiones privadas es real. El país no sale de su nervioso, para algunos ominoso, compás de espera.
Mientras tanto, los cálculos locales se mantienen relativamente optimistas. Los economistas del BBVA ya desde julio pasado vaticinaban para el PBI un rebote estadístico de 9% para este año y 4.3% para el próximo. Cifras que se han ido encogiendo con el paso de los meses. La estrella de esos análisis es el aumento de los precios locales.
¿Tienen los políticos peruanos de esta hora alguna conciencia de los efectos de su actuación en el panorama económico que se viene? Probablemente algunos están contando con poder aprovechar el río revuelto que puede venir.
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