ONP, mayo 2024: cronograma de pagos

Tenemos mucho que aprender

“En el Perú se rinde honores a la pachamama, al rocío de la madrugada, al ojo de agua que se molesta o se encariña con el visitante”.

Se ha pasado la vida y muchos no se han dado cuenta lo que realmente significa, en lo cotidiano, la diversidad cultural del Perú. Quedarse en el plano de espectador de las culturas tan ricas de nuestro país es casi como visitar un museo y observar a través de la vitrina una estampa del pago a la tierra y creer que ese ritual es parte de un pasado bien lejano y no del diario presente de muchísimas peruanas y peruanos.

Nuestras prácticas culturales son diferentes. Nos expresamos y hablamos distinto. Para el aplauso y el orgullo jalamos para nosotros todos los detalles posibles de nuestra gran riqueza. Nos ponemos chullo, enfatizamos el talento de las tejedoras andinas, el saber de los pueblos amazónicos, el harawi o los danzantes de tijeras. Pero cuando los depositarios de la costumbre son vistos como ciudadanos con derechos, el tema ya no es relevante.

Priorizar nuestros saberes en detrimento de los otros nos ha convertido en una sociedad vertical. Tenemos ya un esquema imaginario de lo que debe ser el Perú. Cuando esto se tambalea o los protagonistas cambian, el uso de la lengua madre como el quechua se torna en un acto perturbador.

En el Perú se rinde honores a la pachamama, al rocío de la madrugada, al ojo de agua que se molesta o se encariña con el visitante. Hablamos de cerquita con el cerro y el Taita Jirca es capaz de retarnos a un duelo. Usamos las istallas para llamar a la fertilidad, para que no se detenga en el camino y llegue pronto a darle vida a nuestras chacras.

En este Perú diverso, se hablan por lo menos 48 lenguas originarias. Si bien se promueve su preservación, es importante que esta tenga un componente práctico y la persona (amazónica, campesina, migrante) llegue a comunicarse en diferentes entornos sin ser discriminada porque no la entienden.

Sonaly Tuesta

La costumbre

Comunicadora Social. Creadora del programa de televisión Costumbres. Personalidad Meritoria de la Cultura desde el 2015.