Precio del dólar en Perú HOY, 19 de abril

Aprendo en casa

“Hay otra peste que circula por todo el país. El virus de la ignorancia. Y como la derecha –la culta y la achorada– perdió las elecciones, entonces hay que destrozar al Ejecutivo”.

Un año y medio con la peste y definitivamente ya no somos (ni seremos) los mismos. Sobrevivimos en un radical y gran cambio cultural. El COVID-19 se apareció de repente y temo que desaparezca de la noche a la mañana. Cambiaron nuestros hábitos, la alimentación, la educación. Los “especialistas”, por ejemplo, debaten el retorno a las clases presenciales, cierto, pero con medidas de bioseguridad en los nidos y colegios. Y ese es el problema. No hay plata. Y dificulto que la haya mañana.

Y la variante delta ya está con nosotros disfrazada de resfriado y es diez veces más contagiosa que todas las pestes. Y se trasmite en la cola, en la combi, en el mercado, en la panadería. Es mucho más mortal y ataca inmediatamente a los que no se han vacunado. No exagero, eso nos obliga a cuidarnos más incluso con cuarentena. Ahora sus víctimas son los jóvenes. Eso dice el Minsa. Y en países del primer mundo, la delta provoca hoy el 83% de los casos de COVID-19.

Pero hay otra peste que circula por todo el país. El virus de la ignorancia. Y como la derecha –la culta y la achorada– perdió las elecciones, entonces hay que destrozar al Ejecutivo. Lo entiendo. Hay ministros que son impresentables. Entonces ahí hay que atacar. Y el clima de hostilidad en los medios de la prensa concentrada es implacable. Censura y vacancia, vociferan. Y la Marina de Guerra realiza maniobras en el mar de Grau para asustar. Y en el Parlamento han instalado una batería de infantes. Y son intransigentes.

Decía el breve Héctor Béjar en reciente entrevista a la revista Brecha ante la pregunta: “Usted dijo de la participación de la Marina en atentados es cierto, ¿por qué cree que la gente no lo acepta?”. Y contesta Béjar: “Porque la gente tiene miedo. La gente tiene una actitud reverencial frente a las Fuerzas Armadas, que son entendidas como instituciones tutelares de la nación (…). Los militares son servidores públicos, así que no tenemos por qué servirles”.

Pero la summa de todos los medios está en el mercado. Drogados por el consumismo, muchos peruanos –que son pocos– se alteran por la AFP o el dólar especulativo. Asuntos de su narcisismo y su comodidad. Y aquello que les daba poder hoy se está desvaneciendo. Entonces todos reclaman por el gym, el celular y compran bicicletas y ahí van pedaleando en la más ridícula soledad. Empachados por el individualismo, vacíos como barcos encallados en el mar del pánico y la vanidad.

La República

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