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Predictibilidad

“Los ciudadanos estamos agotados por la incertidumbre y lo que anhelamos es saber adónde nos dirigimos”.

Los psicoterapeutas sabemos lo importante que es la predictibilidad para los niños y adolescentes. La estabilidad de su salud mental depende en buena parte de este factor. Saber que sus padres regresarán a casa, que el estado emocional de estos no tendrá variaciones súbitas, en particular negativas, son elementos determinantes para el bienestar emocional. Para los pequeños, una madre deprimida es una montaña rusa en la que no debería subir. Esto los obliga a estar permanentemente a la expectativa de saber cómo estará su progenitora cada día, en ocasiones cada hora o, peor aún, en cualquier momento.

Uno de los más célebres trabajos del psicoanalista André Greense titula La madre muerta. Se refiere a la madre deprimida, cuyos estados de ánimos impredecibles tienen consecuencias a largo plazo en la personalidad de sus hijos pequeños. Cuando publicó el artículo, basado en sus casos, no tenía idea de que estaba dando nombre y describiendo un síndrome de alcance mundial. Esto lo descubrió cuando empezó a recibir cartas de analistas de todo el planeta psicoanalítico, relatándole situaciones similares. El texto se convirtió en un clásico porque exponía una dinámica universal.

Los niños que viven en esas circunstancias desarrollan capacidades de observación particulares, a fin de saber cómo reaccionará su madre. Anthony Storr, en El arte de la psicoterapia, afirma que ese tipo de comportamiento infantil puede estar en la base de muchas vocaciones de futuros psicólogos. Estar continuamente al acecho de las reacciones de tu madre afina tus sentidos, te vuelve observador. Pero también te mantiene en un estado de zozobra, con el consiguiente desgaste de energía emocional y cierta distorsión de la personalidad.

La impredecibilidad, la sorpresa, pueden ser agradables en situaciones... predecibles. Por ejemplo cuando se trata de recibir un obsequio o un platillo delicioso e inesperado. Mas cuando se trata de algo que incide sobre nuestra seguridad afectiva o emocional, es preciso andar con cuidado. Esto es, como los lectores habrán adivinado, análogo al arte de gobernar. Los ciudadanos estamos agotados por la incertidumbre y lo que anhelamos es saber adónde nos dirigimos.

De ahí que los anuncios de las autoridades deban ser cuidadosamente sopesados. Como los hijos de la madre muerta, requerimos saber cuáles son los siguientes pasos y no queremos más sorpresas inquietantes.

La República

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