Senamhi: alerta roja por fuertes vientos y lloviznas

El Congreso responde uniéndose

“La presencia del presidente Castillo en el Congreso para rogar por la presidencia de la Comisión de Educación ha sido penosa. No puede imponer nada y por eso va al ruego”.

Las relaciones Ejecutivo-Legislativo se inauguraron con un cañonazo presidencial. La sorpresiva juramentación de Guido Bellido como presidente del Consejo de Ministros, promovido por Vladimir Cerrón, cayó tan mal en la oposición como en los aliados del gobierno, al punto que la juramentación de Pedro Francke y Aníbal Torres se postergó 24 horas. No hay bancada del Congreso, salvo Perú Libre y Juntos por el Perú, que no haya pedido su remoción. Sea por hacerles homenajes a terroristas, sea por su lenguaje misógino y homofóbico en redes sociales, su presencia ha logrado lo que parecía imposible: un Congreso fragmentado se ha unido para dejar al gobierno fuera de juego.

La conformación de la mesa directiva y el reparto de las presidencias de comisiones parlamentarias ha sido, por ahora, una respuesta política contundente a la agresividad presidencial y a la búsqueda de la disolución del Congreso, como lo ha señalado, sin rubor alguno, el congresista oficialista Bermejo. Hoy hay 42 votos al lado del Ejecutivo y 88 en la oposición. La cifra es de temer para los planes del binomio Cerrón y Castillo.

En este contexto de guerra, todavía de baja intensidad, es difícil entender cuál puede ser la sorpresa en la bancada de gobierno. ¿Acaso creían que les iban a dar presidencias de comisiones de importancia? La presencia del presidente Castillo en el Congreso para rogar por la presidencia de la Comisión de Educación ha sido penosa. No puede imponer nada y por eso va al ruego. El Congreso le respondió con el mismo “no” que él ha usado para defender la decisión de nombrar un gabinete calamitoso. Pueden presentar todas las mociones de censura que quieran contra la mesa directiva. No tienen los votos.

Sin embargo, dice mucho de las prioridades de Castillo ese peregrinaje al Congreso. Su primer acto autónomo de gobierno (sin la injerencia de Cerrón) fue conseguir la inscripción de su sindicato en el Ministerio de Trabajo. Tráfico de influencias flagrante, del cual ha protestado el sindicato de maestros enemigo, nada menos que el Sutep, controlado por Patria Roja. Su segundo acto político autónomo, ¿es conseguir la Comisión de Educación? ¿Tanta importancia tiene como para que el presidente del Perú se interese personalmente en ir a mendigar una comisión rompiendo una tradición de 200 años de autonomía parlamentaria?

Los proyectos de reforma constitucional presentados por Perú Libre para intervenir la economía se irán al archivo, o no serán dictaminados nunca en la Comisión de Constitución. Por el contrario, el proyecto de reforma constitucional presentado por Podemos para acotar la cuestión de confianza se tramitará por la vía más rápida posible. No hay forma de que, con esta declaración inaugural de hostilidades, Bellido consiga aprobar legislación de interés para el gobierno y mucho menos soñar con facultades legislativas. El reparto de presidencias de comisiones augura un silencio legislativo impuesto por la oposición, sin que el oficialismo, carente de votos, pueda hacer nada al respecto.

También se ha inaugurado esta semana la temporada de interpelaciones con la presentada contra el ministro de Relaciones Exteriores, Héctor Béjar. La moción ya tiene las firmas para ser presentada y se da por descontado que tiene los votos para admitirse y aprobarse. Béjar será interrogado por su pasado sedicioso y por los asesinatos que se le imputan. También por el preocupante futuro de las relaciones exteriores del Perú. Si bien el pliego interrogatorio tiene varias preguntas muy mal hechas, oír las explicaciones del canciller dará cuenta de cuánto vale su permanencia para Castillo en el gabinete. Si Bellido está dispuesto a hacer cuestión de confianza por su permanencia, ante una eventual moción de censura, se está jugando el inicio de una escalada en las hostilidades que no podrá resistir.

Mientras que la oposición permanezca unida, el juego del Ejecutivo estará muy contenido. No parece que el presidente tenga la muñeca política para romper esa unidad y los hermanos Cerrón no le han servido de mucho. Por ahora, la guerra está declarada, pero las bombas atómicas están a buen recaudo.

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