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Lo infantil

“Si queremos evitar que los aspectos más destructivos de lo infantil arrasen con nuestra débil democracia, haríamos bien en tratar de comportarnos a la altura de este inmenso desafío”.

Este domingo primero de agosto concluyó el congreso bianual de la Asociación Psicoanalítica Internacional (API). El tema central era “Lo infantil: sus múltiples dimensiones”. Entre estas se cuenta el hecho de que lo infantil no es lo mismo que la niñez. La segunda es una etapa de la vida, la primera es algo que nos acompaña siempre. Y que aflora tanto en momentos o periodos fastos –como la creatividad, el juego o el humor– como nefastos. Estos últimos suelen emerger con mayor facilidad cuando estamos invadidos por afectos tales como el miedo o la rabia.

Puede ocurrir en personalidades propensas a estos comportamientos, como también en situaciones grupales. Desde la masa en un estadio o plaza, hasta un país dividido, fragmentado como el nuestro hoy. La angustia generada por el nombramiento de un premier comprensivo con el terrorismo y agresivo con la homosexualidad, favorece la emergencia de esos afectos crudos, presimbólicos, sin procesar. Si a esto se añade la ambigüedad que rodea los actos del presidente de la República y –la historia repitiéndose como farsa– el protagonismo de un asesor llamado Vladimir, estamos fertilizando el terreno para que emerjan los demonios del pensamiento binario, elemental.

Hay un sector significativo de peruanos –justamente aquellos que han sido tratados históricamente como insignificantes– que se sienten representados por ese profesor campesino. Ese inmenso honor podría estar siendo desaprovechado, de manera irresponsable, por lo visto hasta hoy. Un gabinete con solo dos mujeres y varios ministros a todas luces incompetentes para el cargo. Con tanta opacidad, nadie sabe con certeza –acaso ni siquiera la dupla Castillo-Cerrón a qué estamos jugando. Lo seguro es que lo estamos haciendo con fuego.

Para sorpresa de muchos, el Congreso ha asumido una postura calmada y expectante. A diferencia de lo que se ve en las redes sociales o en la misma prensa, donde el apasionamiento hierve. Como si hubieran interpretado la estrategia de la dupla en el poder, y estuvieran respondiendo con una habilidad que no se les notó en campaña. Pero todo indica que el Legislativo apunta a la vacancia.

Lo cierto es que estamos inmersos en una crisis gravísima desde antes de las elecciones. Si queremos evitar que los aspectos más destructivos de lo infantil arrasen con nuestra débil democracia, haríamos bien en tratar de comportarnos a la altura de este inmenso desafío.

La República

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