Senamhi: alerta roja por fuertes vientos y lloviznas

La emboscada

“Quizás la versión de un Cerrón que presiona y un Castillo que cede debe ser reconsiderada, y sería más realista empezar a verlos jugando en pared. Salvo que se imagine a un candoroso Castillo dejándose llevar pasivamente hacia el suicidio político”.

Luego de invertir largas semanas en la búsqueda de un gabinete idóneo que lo hubiera puesto en el camino de un izquierdismo moderado, Pedro Castillo se ha disparado al pie al designar como primer ministro a un cuestionado compinche de Vladimir Cerrón. Con esto ha relanzado la guerra política que lo acompañó hasta la proclamación, ahora incluso con nuevos enemigos.

Las primeras reacciones han sido las negativas de Pedro Francke y Avelino Guillén a jurar los ministerios de Economía y Justicia que ya les habían sido atribuidos (aunque Francke siguió conversando con Castillo). Una señal más de que el nombramiento de Guido Bellido Ugarte fue un asunto sorpresivo de la última hora, y probablemente calculado. Lo cual ha sido el caso en varias otras carteras.

Con lo cual la gran demora en nombrar un gabinete, considerada producto de la reflexión, cobra los visos de una emboscada, incluso a los sectores moderados que lo acompañaron en ese largo proceso. Otra explicación posible es que su voluntad haya sido doblegada por la acumulación de amenazas que venía recibiendo desde Perú Libre, incluso desde el propio Cerrón.

Pues no se trata solo de la PCM. Perú Libre está muy bien servido en términos de puestos del gabinete, lo cual sugiere que hay allí personas que pueden dar sorpresas en todo sentido. Lo que lleva a preguntarse por la eficiencia y la moderación, y apunta a una influencia directa de Cerrón en todas esas carteras. Detrás de eso, claro, una presión de Perú Libre por cargos públicos.

Todo esto reduce el número de posibles votos a favor del nuevo gabinete en el Congreso. La idea de un gabinete algo moderado era precisamente para obtener la confianza necesaria para ponerse a trabajar. En las actuales circunstancias eso parece casi imposible. Un rechazo sería la segunda derrota consecutiva en pocas horas de Congreso. Primero perdieron la directiva, ahora pueden perder el gabinete.

Quizás la versión de un Cerrón que presiona y un Castillo que cede debe ser reconsiderada, y sería más realista empezar a verlos jugando en pared. Salvo que se imagine a un candoroso Castillo dejándose llevar pasivamente hacia el suicidio político. Pues algo de esto último es lo que acaba de suceder en la Pampa de la Quinua.

La República

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