Arkinka 300

La revista mensual de arquitectura, diseño y construcción Arkinka, dirigida por Frederick Cooper, ha llegado a su número 300. Por su resistencia y su calidad es parte de una ilustre tradición, y se ha mantenido en la cresta de la ola de la actualidad arquitectónica peruana y mundial, con frecuentes calas en la historia de la actividad, desde tiempos prehispánicos.

Esta obra editorial en todo momento ha sido, desde su área de interés, participante activa en la escena cultural, y por lo tanto no se ha concebido, ni se concibe, como solo para arquitectos. Pero en la arquitectura misma, su atención a los aspectos técnicos, estéticos, fotográficos y de diseño, así como sus ocasionales incursiones en lo monográfico, enriquecen mucho la perspectiva profesional.

Lo que siempre ha articulado su visión amplia y múltiple ha sido una vocación por detectar, presentar, y ubicar en contexto la excelencia en el ejercicio de la profesión, donde esta se diera. Desde su fundación en 1995 los números de Arkinka han ido sumando una crónica que es también un largo viaje guiado hacia la mejor arquitectura del país y del mundo.

Junto a las cuidadas imágenes la revista ha ido dando un rico material escrito de opiniones, entrevistas, o críticas, como valioso complemento de la parte visual. Obviamente los puntos de vista de Cooper (hasta hace poco decano de la facultad de arquitectura de la PUCP) han pesado mucho, pero no han sido ni remotamente los únicos.

El camino no ha sido fácil sino más bien, como dice Cooper en el editorial, contra viento y marea, “en una permanente, aguda e incomprensible estrechez económica”. Sin embargo hay mucho de qué sentirse satisfecho. Este número dedicado a cuatro estupendas casas latinoamericanas y a la severa crítica a dos celebridades, Santiago Calatrava y Sir Norman Foster, lo demuestra bien.

Su antecesora más importante, El arquitecto peruano, que fundó Fernando Belaunde Terry en 1937. Su publicación llegó hasta el número 69.