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En la cola del Vacunatón

“Advierto de nuestra derecha de La Molina y San Borja. Hoy condimentada con la revivificación del nazi-fascismo. Aquel de los señores achorados y las damas altivas a quienes veo en las redes organizar sus marchas como quien va a la playa o al camping”.

Medianoche del Vacunatón en el Campo de Marte. Hacía frío, pero hay buen ánimo. Los mayorcitos y no tan jóvenes comentan de Lapadula y Cuevita. Otros le dicen su vida a John Kelvin y una dama se alegra porque Maricarmen Marín está embarazada. Me pasan un café de termo. Buenísimo. Pero no falta alguien que advierte que Castillo no debe ser proclamado presidente. Hay pruebas de fraude, dice. Y mete a Cerrón y a Bermejo.

Y solo vine a vacunarme, dije yo, no a que me enseñen de decoro. Y me miraron como bicho raro. Yo que soy vecino de Jesús María y pago mis arbitrios. Pero la turbamulta se encendió. Y yo recordé aquel 1948 cuando los grandes medios, la derecha oligárquica y sus lacayos provocaron el golpe contra Bustamante encabezado por Odría. Y los mismos actores avivaron el golpe de 1962 contra el triunfo de Haya de la Torre. Y las condiciones de esa vez eran idénticas a las de ahora. La excitación del caos para provocar la ruptura democrática.

Tras esta perturbación está la derecha. La misma que nos ha gobernado 200 años y nos hizo heredar una república anémica y anómica producto de gobiernos populistas o de conservadores que vivieron en la impunidad más alarmante y en medio de la corrupción institucionalizada y que hoy pretenden intimidar a los peruanos con los mismos métodos de Fujimori y Montesinos.

Ya del premio nobel no hablo ni de los abogados leguleyos. Advierto de nuestra derecha de La Molina y San Borja. Hoy condimentada con la revivificación del nazi-fascismo. Aquel de los señores achorados y las damas altivas a quienes veo en las redes organizar sus marchas como quien va a la playa o al camping. Todos regios con sus arengas de encono que en el fondo no son más que discursos de guerra que provocan furiosos antagonismos.

Y ellos hacen eco de los corruptos recientes, quienes perfeccionaron una maquinaria terrorista que combatió los intereses populares, haciéndolos vivir bajos los moldes del clientelismo, populismo y asistencialismo para sus fines antiperuanos y que en estas horas, y es obligatorio señalar con nombres propios, hay que denunciarlos sin temor y vencer radicalmente ese destino al que nos han condenado: el de ser miserables ciudadanos de segunda categoría.

Me pasó en el Vacunatón. Allí anidaba enérgico ese estado de ánimo que mete miedo. Contra los cholos que no se acomodan a su neoliberalismo y que los hace vivir excitados en un estado de gracia que no es más que el odio.

La República

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