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Goebbels suelto en Lima

“El fujimorismo ya sabe que la posibilidad de sumar votos en mesa para revertir la elección es nula. La intención sería otra: dilatar la decisión del JNE”.

El viernes, los JEE declararon improcedentes o infundados los 135 recursos de nulidad interpuestos por Fuerza Popular, hasta las 8 p.m., del miércoles 9 de junio. Una goleada embarazosa, 135 a 0, que en cualquier país hubiera sido titular de la prensa.

Este anuncio explicaría el nerviosismo en el campo fujimorista. La unanimidad de las resoluciones de los JEE, en una decena de regiones, expone lo endeble de sus argumentos legales.

La mayoría de los recursos fueron desestimados por “no adjuntar pruebas fehacientes” o por no acreditar el pago de la tasa correspondiente. En Huancavelica, donde FP alegaba casos de suplantación de miembros de mesa y “firmas falsificadas”, tampoco presentó evidencias. En estos días, miembros de mesas expuestos en estas “denuncias” han desbaratado las acusaciones: en un caso, los tres miembros de mesa apellidados Catacora, en el distrito puneño de Acora, no eran parientes y ni siquiera vivían en el mismo poblado.

Lo menos que se puede decir es que FP ha abusado del recurso de nulidad. Aun así, FP insiste en la puja por colocar los 945 pedidos, incluso aquellos interpuestos fuera del plazo legal. Surge la pregunta, si los 135 pedidos de nulidad ya fueron rechazados de forma unánime por carecer del mínimo sustento, ¿por qué insistir con los pedidos restantes?

¿Por qué repetir “fraude” si las resoluciones de los JEE lo desmienten? Si la OEA y la UNIORE afirman la transparencia y “normalidad” de las elecciones peruanas. No, el fujimorismo ya sabe que la posibilidad de sumar votos en mesa para revertir la elección es nula. La intención sería otra: dilatar la decisión del JNE.

A pesar de lo endeble de la postura fujimorista, la reiteración de las acusaciones de “fraude” ha calado en la opinión pública. No porque se prueben sino porque se repiten sin cesar en la tele, en la radio y en redes sociales. A esto, Goebbels lo llamaba el “principio de unanimidad”, crear la sensación de que “todo el mundo” piensa de esta manera: si todos lo repiten, “por algo será”. Goebbels, el “enano diabólico” (Goering dixit), controlaba la prensa para este fin.

Junto con la desinformación, se siembra una atmósfera de incertidumbre política. El viernes, Villa Stein interponía un recurso ante el Poder Judicial para declarar nula la segunda vuelta, más tarde, congresistas de FP y AP presentaban una moción de censura contra la Mesa Directiva del Congreso, con alegatos írritos.

El apremio se entiende porque el tiempo corre en contra de Fujimori. El 21 de junio, el juez resolvería el pedido de prisión en su contra. De no mediar incidentes, el JNE proclamará al ganador de las presidenciales en dos o tres semanas.

Ha hecho bien el presidente Sagasti en rechazar el pronunciamiento golpista de militares en retiro. La ONPE ha realizado un trabajo meritorio, el JNE ha rechazado los actos de intimidación. Ambas instituciones han colgado plataformas de “fact checking” para hacer frente a la desinformación. El Estado se defiende así de una amenaza a la institucionalidad democrática.

La República

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