ONP, mayo 2024: cronograma de pagos

Hasta aquí nomás

A la amenaza del fanatismo desbordado hay que ponerle un alto.

En El huevo de la serpiente, el genial Ingmar Bergman destaca al miedo generalizado y la indiferencia ante la injusticia como las fuentes de las que manarán el nazismo y su herencia de horror. Isabel Allende en La casa de los espíritus aterriza esa tragedia en América Latina. La escritora chilena relata la historia de un hombre que abraza una fe fanática que, cuando se hace realidad, le arrebata su bien más amado, una nieta que sufre la barbarie de las prisiones clandestinas de Pinochet.

En estos aciagos días después del 6 de junio, hemos visto cómo el fanatismo es capaz de convertir a gente normal en algún personaje malévolo que odia con la misma capacidad con que miente y que acoge con desenfreno la orden de atacar a los críticos, a los pensantes, a quienes se alejan de las narrativas que venden los medios parcializados.

Otra de sus variantes es acosar y hostilizar a las autoridades electorales, pensando que van a lograr que cedan a sus presiones y se aprueben sus demandas legales para ganar en mesa lo que no pudieron ganar en las urnas.

Tanto Piero Corvetto, jefe de la ONPE, como el presidente del JNE, Jorge Luis Salas, y ahora los miembros del máximo tribunal electoral que han aprobado ayer en el pleno que exista una hora determinada para la recepción de nulidades, están siendo víctimas de estos ataques insensatos pero sistemáticos y totalmente organizados en sus domicilios. Los magistrados no pueden estar expuestos al zarandeo anónimo y cobarde sin una protección que les garantice la acción imparcial.

En todos los casos, una loable labor profesional ajustada al derecho electoral está pretendiendo ser manchada por la banda de desadaptados que asola las redes y cerca en sus viviendas a personas indefensas por el simple hecho de discrepar del prejuicio, el racismo o el relato fujimorista del despojo del triunfo electoral.

Periodistas, artistas plásticos, agentes culturales, músicos y actores son víctimas del escarnio y la sinrazón de campañas tan nefastas como Chapa tu caviar.

La solidaridad que nos provocan los agraviados de los ataques domiciliarios o la virulencia en las redes se han convertido en reclamo colectivo para que se investigue y sancione esta histeria, fanatismo y violencia. La justicia ha acogido el pedido y esperamos prontas medidas.

No podemos permitir que el fascismo se siga engendrando en las calles de Lima sin que la civilidad y la ley impongan un alto. Es el momento de decir enfáticamente: Hasta aquí nomás, antes que el desborde nos alcance y la turba cobarde se haga cargo de la política, la justicia y la convivencia.