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Vamos, sin miedo ni odio

Hoy los peruanos acudimos a las urnas a ejercer nuestro derecho democrático de elegir lo mejor para el país.

Nelson Mandela decía: “Que tus decisiones sean un reflejo de tus esperanzas, no de tus miedos”. Hoy vamos a elegir al presidente o a la presidenta del Bicentenario de la Independencia del Perú en un acto que realizamos en democracia y con plena conciencia de nuestros deberes cívicos y de nuestros derechos ciudadanos.

Así que iremos a las urnas a votar por una de las dos alternativas, con la clara convicción de elegir a quien beneficiará al país, a sus ciudadanos y, entre ellos, a los más desfavorecidos. Existe una agenda pendiente que nos obliga a mirar para adelante, construir futuro, promover desarrollo, sin pausa y con mucha prisa por el tiempo perdido durante la pandemia.

Pero una vez que quede totalmente clara la voluntad popular, después de una escrupulosa labor de la ONPE en el conteo, tendremos la obligación democrática de impulsar y renovar nuestros compromisos con el país, dejando la confrontación a un lado, para aceptar el fallo y respetar los resultados.

Un país altamente polarizado, partido por casi la mitad y tan enfrentado, no puede mantenerse después del 6 de junio. Quien gane, se constituirá de inmediato en el nuevo gobierno que requerirá de alianzas sociales y políticas para ganar gobernabilidad, porque el éxito del nuevo gobernante será el éxito de todos.

Pese a todas las muestras de vileza que han envuelto esta campaña –racismo, odio de clase, mentiras, violencia, desequilibrio mediático–, no podemos dejar de reconocer que lo que hemos soportado es el reflejo de lo que hemos construido entre todos. Estamos en la obligación de evaluar los resultados e impulsar una sociedad más justa, más inclusiva, más igualitaria, menos clasista.

Si cada elección es una mirada al abismo, debemos romper esa maldición y promover valores democráticos, renovar la institucionalidad, impulsar liderazgos, reconocer nuestras diferencias, pero entre iguales. En el siglo XXI no es posible que existan ciudadanos de segunda categoría y que nosotros, los peruanos, aceptemos esta realidad sin ponerle fin a la injusticia.

Este Bicentenario, fecha tan crucial, nos impone una mirada a la gesta libertaria de nuestros héroes. Son dos siglos que nos separan de una lucha por la patria, la dignidad, la libertad y la igualdad. Sin embargo, la lucha democrática del pueblo no ha cesado por mejores condiciones de vida, salud, trabajo, educación y mejores condiciones de equidad e igualdad.

Vayamos a las urnas hoy, sin miedo y sin odio en el corazón. A construir un país donde quepamos todos.