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No es odio, es memoria

“Mi trabajo periodístico me hizo testigo de los abusos y la corrupción del fujimorismo, de los crímenes cometidos por el Grupo Colina”.

Qué difícil es, para muchos, entender la diferencia entre debatir e imponer. Hace una semana escribí un artículo sobre lo intenso que se ha puesto hablar de política y elecciones en nuestros grupos de chat con familiares y amigos, y si debiéramos tolerar discursos de odio y expresiones ofensivas, aunque vinieran de gente querida. A partir de esa columna, he recibido varios mensajes, sobre todo de contactos en Facebook, para convencerme de que Keiko Fujimori es la opción más “democrática” para el país. Lo curioso es que quienes me han escrito esos mensajes directos y de manera privada, hace meses y hasta años que no se comunicaban conmigo ni para decir hola, de pronto, se acordaron de mí. Intuyo que es porque lo que opino y comparto en mis redes no los complace.

Otro dato curioso es que todos son hombres. Cuando los he encarado expresando mi malestar, pues considero lo que hacen como una invasión de mi espacio personal, me han respondido con expresiones como: “es para que estés informada”, “quiero ayudarte a entender”, “algún día me lo agradecerás”. Porque claro, para ellos debo ser una pobre mujer incapaz de analizar y formarse una opinión. No contaré por aquí la respuesta que recibieron, pero se la pueden imaginar.

Supongo que mi respuesta los llevó a la conclusión simplona de que, si no estoy con Fujimori, estoy con Castillo (cuando ninguno es una opciones posible para mí), así que uno se puso intenso y me bombardeo con videos sobre el terrorismo.

“Para que veas lo que fue”, dijo. Pobre sujeto, cree que no lo sé. Como periodista he visto policías acribillados por el terrorismo, vi de cerca la matanza de los ashaninkas a manos de Sendero Luminoso, cubrí más de un atentado e incursión terrorista. Pero también viví de cerca los crímenes perpetrados desde el Estado contra peruanos pobres y vulnerables.

Mi trabajo periodístico me hizo testigo de los abusos y la corrupción del fujimorismo, de los crímenes cometidos por el Grupo Colina. Investigué a los testaferros de Vladimiro Montesinos, perdí el trabajo más de una vez por denunciarlos.

A mí no tienen que contarme nada, pretender “convencerme” de que el fujimorismo es el mal menor es imposible. Y no es odio, es memoria.

Patricia Montero

Palabra de Montero

Periodista de profesión. Ha trabajado en diversos medios de comunicación. Fue parte del equipo fundador de Canal N donde se desempeñó como Productora General, posición que también ocupó en ATV + participando desde la concepción del proyecto. Fue productora general del portal de noticias Espacio 360 y tiene experiencia en comunicación corporativa.