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Inti y Bryan, seis meses sin justicia

Los crímenes de ambos jóvenes siguen sin esclarecerse.

Inti Sotelo lucía un grabado del sol en el pecho, a la altura del corazón. El disparo que le arrebató la vida dio en medio del tatuaje. Tenía 24 años. Bryan había nacido hace 22 años en Loreto y ese sábado salió a protestar junto a miles y miles de jóvenes. Su necropsia determinaba que había recibido diez perdigones en cabeza, cuello, tórax y brazo izquierdo.

El 14 de noviembre pasado, en medio de una protesta ciudadana generalizada por el golpe de Estado que colocó por unos días a Manuel Merino a cargo de la presidencia del país, dos jóvenes peruanos, Inti y Bryan, perdieron la vida en circunstancias que aún deben ser esclarecidas.

Seis meses después de los sucesos políticos que ocasionaron el desborde juvenil y una brutal represión, la investigación fiscal avanza a duras penas, y hay mucha menos celeridad en la investigación para determinar quiénes fueron responsables del crimen contra ambos jóvenes.

La violencia desatada excedió largamente los límites que debe mantener la fuerza policial en estas ocasiones. Se intervino con armas vedadas, se usaron proyectiles mortales y la violencia física empleada no se equiparó en ningún momento a la ejercida por los ciudadanos que protestaban.

Los mandos policiales a cargo de la seguridad el día de los sucesos debieron recibir órdenes superiores para ejercer la violencia desplegada.

De dónde vinieron las órdenes y cuál fue la premisa que se utilizó para excederse los límites permitidos en una democracia será un tema que la justicia tendrá que determinar.

En tanto, la Generación del Bicentenario, como se conoce a los jóvenes que protagonizaron las jornadas de protesta que se tumbaron el proyecto autoritario a punto de ponerse en marcha con la vacancia del expresidente Martín Vizcarra, reclama que se ejerza la justicia y los responsables del fallecimiento de los dos jóvenes paguen por el crimen cometido.

Se ha tratado de mellar la imagen de Inti y Bryan, se ha buscado infructuosamente destruir su memoria y reescribir la historia. Sin embargo, todavía recordamos la gesta juvenil que puso freno a la autocracia y a la dictadura. Y también honramos la vida de Inti y Bryan y nos unimos a las voces democráticas que piden justicia.