Fotocheck político de mayo

Pedro Castillo. Sigue primero, pero sus márgenes se acortan. Su idea de un relanzamiento de la campaña es un ingreso del desorden a las filas, con la multiplicación de equipos técnicos amigos de variadas procedencias. Quizás el hándicap más serio son sus propias declaraciones, diferentes para lo rural y lo nacional.

Vladimir Cerrón. Sigue siendo el hombre misterioso en la campaña de Perú Libre. No hubo ruptura con Castillo, como algunos temían (o esperaban), pero sí un manejo cada vez más independiente. Entonces, las alianzas con una izquierda más moderada no lo han sacado de juego. Su papel político si Castillo gana todavía es una incógnita.

Keiko Fujimori. Parece contenta con la estrategia que le ha permitido ganar terreno, algo que sus seguidores ven como una señal de triunfo. Pero Castillo sigue adelante en las encuestas, por un margen importante en una segunda vuelta. La invitación a Quito de Mario Vargas Llosa es bienvenida, pues le puede dar dimensión, digamos, presidencial.

Rafael López Aliaga. Hay dudas sobre si su deslenguado activismo de cara a 2022 y 2026, y el extremismo que transmite, favorecen o perjudican a la campaña de Fujimori. Pero su primer lugar en Lima el 11 de abril puede estar influyendo. En todo caso, es claro que Fuerza Popular lo está manteniendo a la distancia.

Verónika Mendoza. Su ingreso a la campaña de Castillo no parece haber tenido efectos benéficos. Quizás porque el estilo del candidato no ha sido fácil de llevar hacia un terreno más suave. Después de la foto de rigor, ella se ha replegado, como si esperara que algunas cosas se aclaren. Sin embargo sus tecnócratas, y los de Juntos, son los más animosos.

Domingo Pérez. Para unos está actuando como si no existiera la política; para otros es política precisamente lo que está haciendo. Sus intentos de someter a Fujimori a las normas de la fiscalía son de pronóstico reservado. Son varios los fujimoristas que ya están presionando al sistema judicial.

Francisco Sagasti. La buena marcha de las vacunas refuerza su prestigio, pero hay un puñado de congresistas (los “chantajistas”) que lo sigue viendo como una buena presa para las semanas que faltan. Pero todo indica que llegará en buen pie al cambio de mando. Falta saber si le interesará volver al Partido Morado, y si le abrirían al tocar esa puerta.