Del dicho al hecho

El candidato Pedro Castillo (Perú Libre) ha asumido diez compromisos con el país mediante una carta pública. Lo ha hecho en medio de serios cuestionamientos a sus declaraciones cargadas de cierto tufillo dictatorial y cuando las encuestas indican que se va acortando la distancia con su contendora Keiko Fujimori (Fuerza Popular).

Castillo se compromete, entre otros puntos, a derrotar la pandemia, convocar la asamblea constituyente dentro del marco jurídico vigente (sin golpes de Estado) y dejar el cargo de presidente el 28 de julio de 2026. Además, a fortalecer el Tribunal Constitucional (TC), la Defensoría del Pueblo y los organismos reguladores.

Son compromisos que desdicen al programa y doctrina de Perú Libre y que Castillo pregonaba hasta hace poco en sus giras proselitistas. Las perlas eran convocar a una asamblea constituyente mediante referéndum, cerrar el TC, la Defensoría del Pueblo y el Congreso de la República. También planteaba elegir jueces mediante voto popular.

¿Es un compromiso real? ¿O solo lo hace para ganar la elección? En las elecciones de 1990, el candidato Alberto Fujimori aseguró que no aplicaría el shock económico. Ya en el poder, lo hizo y con una severidad sin parangón. En 2011 a Ollanta Humala, vinculado al chavismo y de prédica radical, también le obligaron a firmar un compromiso democrático.

La Conferencia Episcopal, la Unión de Iglesias Cristianas Evangélicas, la Asociación Civil Transparencia y la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos presentaron ayer un documento para que la ciudadanía exija a ambos candidatos jurar por 12 elementos esenciales de la democracia. Buena iniciativa. Pero lo importante será que el juramento se cumpla.