Senamhi: alerta roja por fuertes vientos y lloviznas

Libertad de expresión bajo amenaza

“En esto, la prensa peruana debería mostrar unidad, aunque sea por instinto de sobrevivencia”.

El “Ideario Programa” de Perú Libre, de autoría exclusiva de Vladimir Cerrón, fue redactado en febrero del 2020. Se presentó bajo el rubro “Plan de Gobierno” al JNE para la candidatura de Pedro Castillo para el periodo 2021–2026. Cerrón, impedido de postular por estar sentenciado, no se tomó ni el trabajo de escribir un plan, dadas las bajas expectativas que tenía en su improvisado reemplazante.

Castillo está tomando distancia verbal de este documento y hace bien. Sin embargo, no teniendo nada por escrito es indispensable tomar como referencia el documento presentado. En materia de libertad de expresión los referentes son Lenin: “Gran razón tenía Lenin cuando manifestó que la verdadera libertad de prensa en una sociedad solo es posible cuando se libra del yugo del capital” y Fidel Castro: “El problema no es que mientan, el problema es cómo nosotros decimos las verdades” (página 30). Anuncia una ley de prensa para controlar sus contenidos (“El socialismo no aboga por la libertad de prensa sino por el periodismo comprometido”) y presenta a los medios de comunicación como “instrumentos de dominación hegemónica de la derecha”.

Dedica una potente diatriba a la Sociedad Interamericana de Prensa (que incluye al director de La República) y comparte la tesis de Rafael López Aliaga sobre un supuesto mantenimiento gigantesco de los grandes medios de comunicación privados por parte del Estado el que, por supuesto, se acabará siguiendo el modelo de Rafael Correa, al que se alaba en cada página.

El texto no se equivoca en la violación del artículo 61 de la Constitución sobre acaparamiento prohibido de medios de comunicación. Pero el camino es judicial (aunque hace siete años que esperamos una respuesta de la primera instancia mientras mis co-demandantes van muriendo) y no el cierre estatal.

Castillo ha dicho que respetará la libertad de expresión y que no controlará ni la llamada prensa basura (a la que se menciona en el Ideario Programa para que el Estado ejerza censura previa). Pero Cerrón dice lo contrario en su cuenta de Twitter, desde donde ya me llegaron sus insultos (“terruqueadora”) sin propósito de enmienda.

Así las cosas, si gana Castillo y se impone Cerrón, tal vez no pase mucho tiempo para que esta columna deje de publicarse. Sin embargo, ¿esto no pasaría si gana Keiko Fujimori? Acordemos no achacarle los delitos de su padre, pero la última vez que un Fujimori estuvo en el poder, coimeó a todos los propietarios de canales de TV e inventó ese pozo séptico llamado “prensa chicha”.

Buenos referentes, no tiene. Pero lo que sí es de su completa autoría, con el patrocinio entusiasta de Luis Galarreta, fue prohibir toda la publicidad del Estado para castigar a la “prensa mermelera” (mismo término favorito de López Aliaga y Cerrón) como nos llamó el entonces presidente del Congreso.

La ley, mientras estuvo vigente, no afectó en mucho a los grandes medios de comunicación limeños cuya facturación al Estado no suele pasar del 5% de sus ventas. Reventó sí a miles de pequeñas radios y a canales de TV locales. Para las radios pastorales en provincia, de las que formo parte, fue un golpe durísimo.

¿Se entiende por qué Keiko Fujimori jamás será querida por los colegas de todo el país? Ya conocen, en carne propia, lo que hizo y tienen fundadas razones para creer que lo hará otra vez pese a la sentencia del TC que declaró inconstitucional el mamarracho que dejaba a niños sin vacunar, perros sin esterilizar, cajas municipales sin poder competir, entre otros cientos de pequeñas campañas que el Estado hace a diario.

En esto, la prensa peruana debería mostrar unidad, aunque sea por instinto de sobrevivencia. Pero ¿qué han hecho los accionistas del Grupo El Comercio en América TV? Botan a patadas a la directora periodística, una profesional competente, con los valores éticos bien puestos y reeditan el drama que nos tocó el 2011.

¿Qué hizo de malo Clara Elvira Ospina? ¿Sacar a Castillo con sus gallinas como cuando Humala cargaba a su bebe? ¿Lo “humanizó”? Como en la película de terror, los Miró Quesada se paran en la cornisa con la soga al cuello y saltan al vacío gritando: “¡Keiko, hago esto por ti!” mientras apristas y fujimoristas rugen de placer en sus redes sociales.

Han perdido el poco pudor que habían reconstruido en años para ayudar, con más entusiasmo y menos vergüenza que el 2011, a que pierda su candidata (otra vez) y gane Pedro Castillo.

Cuando se haga la autopsia de la democracia peruana, ya saben en qué órganos buscar el virus autoinmune, ese que se destruye a sí mismo.

Libertad de prensa

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