Así quedó la tabla de posiciones del grupo A en la Libertadores

Ruido de sables

Con el contagio volando por el mundo y tres millones de muertes por COVID-19, este es el peor momento para lanzar conflictos armados o de atizar la Guerra Fría.

Para algunos la segunda Guerra Fría está avanzando, para otros ya está instalada de lleno. La pandemia no está impidiendo que China y Rusia hagan agresivas demostraciones de fuerza militar en sus áreas de influencia. Igual que el siglo pasado, EEUU está siendo colocado en la disyuntiva de retroceder o confrontar.

El Pentágono advierte que la acumulación de tropas rusas frente a Ucrania ha superado a la del 2014, cuando Moscú entró para quedarse en la península de Crimea. En su perenne patrullaje los barcos de guerra chinos van pasando cada vez más cerca de las costas de Taiwán y de los países que Beijing considera sus áreas de influencia.

Washington mira ambos desarrollos con ojo militar, pero sus respuestas son políticas y diplomáticas. Joe Biden viene enviando mensajes duros a los gobiernos de Beijing y Moscú, pero su gesto más llamativo ha sido el anuncio del retiro total de los EEUU de Afganistán el próximo 11 de setiembre, una fecha significativa en la historia del terrorismo.

Algunos analistas como Thomas Christensen, de Foreign Affairs, plantean que no hay, ni va a haber, una segunda Guerra Fría. De su comentario se desprende que China y Rusia traquetean sables como una manera de enfrentar problemas internos causados precisamente por la pandemia, básicamente distrayendo e inmovilizando a la población.

Sin embargo, dos años antes, en el mismo Foreign Affairs, Robert Kaplan había planteado que ya estamos en una suerte de Guerra Fría por otros medios. No con ejércitos en movimiento o infantería sobre el terreno, sino con las armas de la nueva tecnología digital. En cualquiera de los dos casos los conflictos son reales, pero está costando definirlos.

Pero quizás también quieren recuperar terreno perdido. En los últimos años avanzó la idea de unos EEUU aislados y debilitados, listos para ver su hegemonía reemplazada. La pandemia y la economía vienen relativizando, quizás hasta desmintiendo esta noción. El mundo ya no es unipolar, pero tampoco es un lugar donde todas las potencias son iguales.

Con el contagio volando por el mundo y tres millones de muertes por Covid-19, este es el peor momento para lanzar conflictos armados o de atizar la Guerra Fría. Pero la lógica del poder tiene sus propias y lamentables razones.

La República

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