¿El Perú profundo?

Un periodista mencionó al “Perú postergado” para intentar explicar la consolidación de Pedro Castillo en el primer lugar en los resultados de las elecciones presidenciales. Una posición que fue creciendo día a día y que tomó por sorpresa a todos… a todos a los que la ilusión del mundo Twitter, la esfera limeña que tiene en cuenta a solo unos cuantos candidatos y problemáticas, nos atrapó.

Desde pequeñxs aprendemos, normalizamos y promovemos la idea de “las zonas más alejadas del país”, “el Perú profundo’'; y les atribuimos gratuitamente lo exótico y lo desconocido para esconder que, en realidad, lo que mucha prensa, representantes políticos y más piensan es que estos lugares agrupan el voto “ignorante”.

Hablamos de los votantes de Pedro Castillo como los “otros”, ese concepto antropológico que habla de la pertenencia y la diferencia, de las relaciones interculturales. En esa línea es urgente cuestionar también los feminismos que hemos reivindicado en los círculos más teóricos y académicos, pero desde el diálogo y lo comunitario, como decía Tania Pariona. Una reflexión interpeladora es que no puede ser aceptable el compromiso superficial de la derecha para la aplicación de la perspectiva de género o la defensa de las mujeres para la tribuna, si seguimos en un sistema neoliberal, con la “mano invisible” que pone al mercado por encima de la vida de las personas.

Porque lo verdaderamente profundo del Perú son las problemáticas que por décadas han sido y son ignoradas, puestas de lado y hasta reducidas desde un feminismo interseccional en lo teórico, pero unidimensional en la práctica.

Inquietan y generan dudas las posturas de Pedro Castillo respecto a los derechos de las mujeres y comunidad LGTBIQ+ como el matrimonio igualitario, el acceso al aborto, la aplicación del enfoque de género, pero sabemos lo que Keiko Fujimori representa: la obstrucción, la corrupción y la impunidad. De cara a la segunda vuelta es crucial el diálogo, la empatía y, sobre todo, la memoria.