¿Cuál es el PRECIO DEL DÓLAR hoy?

El tsunami de la salud mental

“En cambio el COVID-19 ha generado trastornos de salud mental en todos los rincones del Perú. En particular trastornos de ansiedad, depresión e insomnio”.

Mientras los especialistas pronostican una tercera ola de la pandemia –Hildebrandt en sus Trece del viernes 12 de marzo–, el deterioro de la salud mental continúa arrasando al país como un tsunami interminable. Ha pasado un año desde el inicio de este periodo espantoso de nuestra historia. En la edición del domingo 14 de marzo de La República, Milagros Berríos publica un excelente artículo sobre el estado de la cuestión.

El psiquiatra Carlos Bromley, de la dirección de salud mental del Minsa, explica en el citado texto que esta crisis es peor que la desatada por Sendero Luminoso, porque es generalizada e intensa. Incluso la época del terror estuvo focalizada, en particular en Ayacucho. En cambio el Covid-19 ha generado trastornos de salud mental en todos los rincones del Perú. En particular trastornos de ansiedad, depresión e insomnio. Cualquier lector de esta nota lo debe haber experimentado en carne propia. En particular las lectoras, quienes suman a estos padecimientos la violencia de género.

La pandemia, cuyo final aún no vislumbramos, pasará. Pero el malestar emocional no. Esos cuadros se pueden hacer crónicos, con el previsible socavamiento de nuestra calidad de vida, tal como lo señala la psiquiatra Vanessa Herrera, del instituto Honorio Delgado-Hideyo Noguchi.

La asociación De-mentes, fundada por cuatro mujeres jóvenes (entre las cuales conozco a la psicóloga Ana Sofía Carranza, con quien tengo el privilegio de trabajar en otro proyecto), combate el estigma asociado a la salud mental. Fue esa organización la que preguntó en sus redes sociales: “¿Cómo te ha afectado la pandemia y la cuarentena?”. En las respuestas citadas por Berríos se puede entrever estrés, ansiedad, depresión, insomnio; todo lo cual se confirma con las estadísticas que maneja el Minsa.

La demanda nunca ha sido tan apremiante pero los medios para cubrirla son exiguos. La pandemia agrava la situación, al dificultar la atención presencial. Pese al recurso de la virtualidad, los pacientes refieren, como explica Berríos, que deben esperar dos meses antes de ser atendidos. No es de extrañar que la política reciba tan poca atención –como lo explica José Alejandro Godoy en su blog: “Guía para la elección presidencial 2021”–, por parte de personas aquejadas de un malestar emocional tenaz y creciente. Como el Estado no se da abasto, la salud mental también exige que todos pongamos el hombro.

La República

Los artículos firmados por La República son redactados por nuestro equipo de periodistas. Estas publicaciones son revisadas por nuestros editores para asegurar que cada contenido cumpla con nuestra línea editorial y sea relevante para nuestras audiencias.