Metropolitano inaugurará 14 nuevas estaciones

Un año después…

A doce meses del anuncio del primer caso de COVID-19 en el Perú, el balance sigue siendo doloroso y el drama no termina.

Hace un año, el 6 de marzo del 2020, el entonces presidente Martín Vizcarra daba un mensaje presidencial en el que anunciaba que en nuestro país se había registrado, oficialmente, el primer caso de infección del nuevo coronavirus. Se trataba de una persona joven que había estado en Europa y dio positivo en una prueba tomada en Lima.

A partir de allí la sociedad peruana entró en cierto estado de zozobra, que se confirmó cuando en los días siguientes comenzaron a proliferar los contagios. El 11 de marzo se declaró el estado de emergencia sanitaria a nivel nacional, y el 15 de marzo comenzó una cuarentena que tendría idas, venidas, ensayos, momentos de incertidumbre.

Vista en perspectiva la presencia de la pandemia en el Perú, y la respuesta del Estado, hay datos que son sorprendentes y reveladores. Al inicio de la cuarentena había apenas unas 100 camas de Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) en el Perú, un número escandalosamente bajo. Hoy tenemos 3.126, una cantidad aún insuficiente.

Ese dato y varios más –como la escasez de médicos intensivistas- fueron, y son, la prueba desoladora de cuán desarmado está nuestro sistema de salud. Tal precariedad condujo a que pasáramos momentos tenebrosos, como los ocurridos en el departamento de Loreto hacia mayo, cuando los fallecidos se amontonaban en la morgue.

Las cuarentenas y restricciones fueron variando en el tiempo, e incluyeron una fallida medida para que un día salgan los hombres y otro las mujeres, las restricciones para niños menores de 14 años y adultos mayores de 65. También los aforos limitados que iban subiendo y bajando como si midieran la temperatura de la pandemia.

Cuando hacia noviembre la cifra de contagios bajó, vino la crisis política provocada por el asalto al poder por parte de Manuel Merino, en medio de versiones contradictorias sobre la adquisición de vacunas. Entró, finalmente, al poder el presidente Francisco Sagasti y tal proceso pareció reactivarse, solo que nos esperaba otra sorpresa.

El vacunagate fue una inyección de desesperanza en la fatigada ciudadanía. A la fecha, los fallecidos, según el Minsa, son 47.089, y los contagiados, 1.344.969, incluyendo ya a posibles infectados por las variantes del virus. Estamos en una segunda ola, que no termina de pasar y que, increíblemente, comenzó con un tumbo aquel 6 de marzo.