Cronograma de retiro AFP, según José Luna

El candidato desfasado

Rafael López Aliaga está yendo demasiado lejos, no precisamente en términos electorales.

Una de las revelaciones de esta campaña electoral es, sin duda, Rafael López Aliaga, el candidato presidencial de Renovación Popular (RP), un rastro político de lo que antes fue Solidaridad Nacional (SN). Ha tratado de marcar la agenda con frases controvertidas, con intervenciones ásperas, con propuestas novedosas también.

Propone, por ejemplo, inaugurar un Instituto de Habilidades Especiales y la creación de centrales de compra de productos agropecuarios. Toda esa aparente novedad, sin embargo, se ve opacada por sus reacciones y planteamientos frente a asuntos sociales, que lo sitúan de manera evidente en otra orilla de la historia del progreso y la equidad.

Sus declaraciones sobre Ana Estrada, la psicóloga que ha ganado una importante batalla judicial para acceder a una ‘muerte digna’, debido a que sufre una dolorosa enfermedad que no tiene retorno, han sido terribles. “Si te quieres matar, te subes a un edificio y te tiras”, sentenció en alusión al caso y con una insensibilidad asombrosa.

Luego dio la explicación clásica: que sacaron su frase de contexto. Pero si uno lee todos sus puntos de vista sobre ese tema, y sobre otros, puede constatar que estamos frente a una persona que, más allá de su opción política, representa ideas vetustas, visiones propias de un mundo que, felizmente, la mayor parte de la humanidad no quiere conservar. Si todavía quedaran dudas sobre eso, basta revisar las declaraciones de su candidata a la primera vicepresidencia, Neldy Mendoza. La postulante de RP dijo: “Si usted enseña que lo que menos importa es ser madre, sino más bien ser profesional y ganar plata y nunca lavar los platos, usted se estará convirtiendo en una abuela terrorista de sus nietos”.

Trivializar de ese modo la lucha de las mujeres por sus derechos, y asociarlo incluso al fenómeno terrorista, es algo que escandaliza, que rebaja a niveles inaceptables el debate electoral. En La República respetamos a todas las candidaturas, a todas las corrientes políticas. Pero no podemos ponernos de costado frente a declaraciones de esta naturaleza. López Aliaga parece estar representando, en el Perú, una corriente de ultraderecha que antes no asomaba claramente. Y que, como ocurrió en España con el grupo VOX, ha decidido salir del armario. Aun si fuera así, es inaceptable que no respete la sensibilidad de millones de peruanos que no quieren volver al oprobio de siglos pasados.